miércoles, 31 de octubre de 2012

Pobrecito el angelito



Cuando parece que se van apagando poco a poco los ecos del "escándalo Lance Armstrong", nuestro colaborador El Carajillo Díscolo no quiere dejar pasar por alto algunas reacciones suscitadas a raiz del tumulto generado por el texano. Queremos recordar al lector, una vez más, que las opiniones vertidas por El Carajillo Díscolo son únicamente responsabilidad de él mismo. El Carajillo Alegre, como blog, sólo sirve de instrumento de expresión de uno de sus simpatizantes y, en este caso, colaborador. De todos modos, recomendamos, como siempre, la lectura de las siguientes  indicaciones previa a la lectura de El Carajillo Díscolo.

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Pobrecito el angelito por El Carajillo Díscolo.

Aprovechando el tirón de Lance, siempre hay algún mindundi que añora la fama y concede entrevistas a la prensa local, como si en algún momento de su triste vida hubiese disfrutado de un atisbo de prestigio.

El nota ha hecho unas declaraciones en periódico regional, donde nos viene a decir que no ha sido nada en la vida porque no tenía dinero para utilizar dopaje de nivel.

Las excusas, ya se sabe, como el culo…"Cuando yo corría, el dopaje estaba a la orden del día”...“Yo cobraba cuatro perras, así que no podía gastarme dos en un buen médico”… Aprovecha el tirón, y nos habla de Armstrong: “Yo lo he visto sufrir como un perro a mi lado subiendo un puerto. Luego, de repente, dio ese salto y pasó de ser humano a ser un marciano”…y tal y tal.

Al periodista más le vale confesarse pronto, porque como se muera no va al cielo.


El problema de este chico es que está como profe en un proyecto pagado con dinero público, de ese que sobra tanto últimamente, donde parece ser que educa a los chavales en las virtudes del deporte. El que lo ha puesto allí que deje la bebida, que no le sienta bien.

La trayectoria del colega es bien conocida por casi todos los del circo (igual el periodista y los responsables federativos no están al corriente), y además acorde con sus recientes e inteligentes declaraciones:

Experimentado desde juvenil en complementos farmacéuticos, frecuenta los mejores ambientes en aficionados, hasta que consigue su acceso entre los pros, donde ya no le queda nada en el arsenal para progresar (o lo que queda es muy caro y no puede permitírselo, tal y como nos cuenta), y no progresa.

Aprovechando que aún es joven, cambia de nivel y se pasa a máster, pero las carreras no son tan duras como para sacarle partido al tema, si tus condiciones son escasas.

Abandona los máster y lo intenta con el cicloturismo, para ver si gana la QH. Error. Aquí con el “antiguo testamento” tampoco llega muy lejos, y el “nuevo testamento” sigue siendo algo caro para su gusto. En todas partes cuecen habas.


Durante todo este tiempo intenta vivir del cuento, y lo consigue. Hace entrenamientos remunerados para ciclistas (con asteriscos incluidos, para los días de “aporte”) que necesitan de su sabiduría. Por otra parte, está enchufadito en el asunto pedagógico para los pequeños, que pagamos todos.

Al parecer, no tenemos políticos muy listos. Y ahora, tras leer el artículo, podemos llevar a nuestros hijos con toda tranquilidad a que este piltrafilla los adiestre, que es un buen ejemplo.

No me malinterprete el lector. No daremos lecciones de vida a nadie. Soporto bien tanto al tío que se dopa (porque a la guerra hay que ir con balas) como al que no quiere hacerlo (que si el reglamento, el gasto, la fama que coges, la salud y bla, bla, bla…).

Pero el listillo este me ha calentado, porque lo conocemos de largo. Como dijo un buen amigo: “el que miremos para otro lado no significa que seamos idiotas”. A ver si nos enteramos.