sábado, 29 de septiembre de 2012

Eccehomo ciclista



Se ha convertido en el culebrón del verano. No sé muy bien si con la sana intención de obviar las nada halagüeñas noticias que día a día ofrecen los tabloides o por el afán de satisfacer ese lado fricki que todos, en mayor o menor medida, tenemos y que nos lleva a elevar a la categoría de insigne una chapuza. Con todos los respetos y reconociendo la buena intención de Doña Cecilia Giménez, lo acontecido durante la recién finalizada canícula con la pintura del Santuario de la Misericordia de Borja no raya en el esperpento, sino que lo es. Algo así como el ProTour en el ciclismo, para que me entienda el amable lector, más versado en la ciencia de la bici que en la que se exhibe en las pinacotecas seguramente. Y es que comienza ese periodo de la temporada velocipédica donde nuestra capacidad de asombro, todavía virgen, es capaz de hacernos sonrojar ante la realidad que se nos promete para la próxima campaña. Merced al dichoso ProTour o WorldTour hemos visto como desde su irrupción desaparecían carreras, ciclistas y equipos en el peor de los casos o cambiaban su idiosincrasia como mal menor. El último ejemplo de esto último, por mor de los dichosos puntitos UCI, es el del Euskaltel-Euskadi que para sobrevivir en esta jungla de intereses de todo menos deportivos, ha tenido que renegar del Rh negativo y abrir sus fronteras a codiciados puntos foráneos. Me pregunto con qué maillot saldrá Ibarretxe en bici a partir de ahora.


Este invento del ProTour se ha convertido en un monstruo que lejos de fenecer, como se le auguraba una y otra vez al finalizar pretéritas temporadas, ha devorado a algunos de sus propios progenitores. La mayoría de los componentes del circo ciclista lo repudia, pocos son los que loan sus virtudes y muchos los que critican sus veleidades, mas todos se arrodillan ante este becerro de oro con dos ruedas. Dicen muchas voces doctas que la culpa la tienen los artistas del sainete velocipédico, aduciendo a la falta de unión de los ciclistas. Bien pudiera ser, pues el ciclismo es el paradigma del esfuerzo y el sacrificio individual pero, a tenor de lo expuesto, adolece de corporativismo y valentía. En este punto permítame el amable lector que intente ilustrar lo dicho con una anécdota histórica, aunque no sé si tendrá mucho que ver. A principios del pasado siglo, en 1917, el frente golpista bolchevique encabezado por Stalin asediaba el Palacio de Invierno sito en Petrogrado, sede del gobierno democrático ruso de Kérensky. Dicho enclave había sido abandonado a la suerte de una pintoresca fuerza defensora. A la sazón un batallón de mujeres, un pelotón de inválidos de guerra, unos cuantos cadetes y un escuadrón de ciclistas. ¿Adivina el perspicaz lector quiénes fueron los primeros en desertar?.


Claro está que los hechos demuestran que el ProTour sólo es nocivo, si lo es, cuando de profesionales se trata. Y si no, sólo basta comprobar el excelso estado de salud del ProTour Máster. En este caso, huelgan avales empresariales. Aquí se garantiza la pervivencia del equipo con el peculio particular de aquel agraciado ciclista que tiene el privilegio de formar parte de tan elitista casta deportiva. Tampoco es menester presentar pasaporte biológico alguno ni demás, permítanme la expresión, chorradas. La ética es algo intrínseco en el ciclista Máster ProTour. ¿Quién estaría tan sumamente alienado para pasarse al lado oscuro por una simple “chapa” o por una humilde reseña en cualquiera de los blogs que glosan las excelencias de los campeones de la categoría?. 


Y es que la fama y el reconocimiento pueden avocar al más íntegro a las tinieblas de ese “lado oscuro” mencionado. O, al menos, eso se desprende de lo expuesto por el arrepentido David Millar tras ver su ya célebre vídeo en “Informe Robinson” (si dispone de cerca de media hora libre, haga click aquí para verlo). Como documento gráfico no está mal: buena fotografía, bonitos paisajes, imágenes evocadoras de carreras ya casi olvidadas, una emotiva historia que empatiza con el espectador,… e incluso alguna frase lapidaria como que “las historias del ciclismo están hechas de una naturaleza épica, mucho más humana (respecto al resto de deportes), donde más que el resultado, importa lo vivido” digna de marco. Sin duda, cumple con creces su cometido: promocionar su libro e intentar lavar la imagen del ciclista. El reportaje explica como “de 2001 a 2003 la EPO forma parte fundamental de un plan de entrenamiento que le marca un médico español”. No nombra al galeno, pero imagínense a qué “equipo facultativo” se refiere.

Lo que ya no se cómo catalogar es la aportación del  inefable Christian Vande Velde, presentado como “gregario de Lance Amrstrong en cinco de los siete Tours que ganó el norteamericano”, quien camuflado con una ingenua sonrisa que pretende ser candorosa nos dice que “a mí no me afectaba que hubiera ciclistas haciendo trampas, porque yo no era de los mejores. Yo trabajaba para los mejores. Así que no era yo el que quedaba segundo o séptimo. No me afectaba saber quién podía estar dopándose. Yo quedaba en el puesto setenta, así que me daba igual que hiciera el resto”… y se queda tan ancho. Es decir, formas parte del elitista equipo que rodea a Lance Armstrong en pos de su máximo objetivo durante un lustro seguramente sin importar si andas o no andas. Porque, claro, en tu caso se demuestra tu rendimiento según el puesto que logras al llegar a meta. Permítanme que sea escéptico ante las apalabras del norteamericano, habida cuenta que antes de correr en el Garmin, tras hacerlo bajo el “paraguas” de Bruyneel (US Postal Service), lo hizo para Manolo (liberty Seguros) y Riis (CSC).

Días de vino y rosas. David Millar posa con un adolescente admirador de catorce años llamado Mark. No se imagina que años más tarde el ídolo ayudará al chaval a ganar el Campeonato del Mundo en Copenhague.

Es también muy entrañable el momento en el que David Millar afirma que “adoro a Tony (Rominger). Me pareció muy bonito que Tony fuera sincero conmigo. Me dijo lo que había. Que era casi imposible ganar una gran vuelta sin doparse”. Teniendo en cuenta que el suizo había ganado cuatro grandes vueltas (tres Vueltas y un Giro) cuando le dio tal consejo, seguramente la habrán saltado lágrimas de emoción al ver tamaña muestra de afecto. El otro gran campeón que a buen seguro estará muy agradecido por las palabras del escocés es, sin duda, su ídolo Miguel Indurain. David no duda en reconocer que no cree que el navarro “ganara limpio todos los Tour de Francia. Lo que creo es que al menos un Tour sí lo ganó limpio”, antes de deshacerse en elogios hacia el de Villaba y sentenciar reconociendo que “el tema de fondo es que yo sería incongruente con la postura que defiendo si te dijera que pienso que Miguel corrió limpio toda su carrera. Pero te aseguro que jamás haría nada que pudiera manchar lo que es Miguel Indurain. No me negarán que el chico tiene un sentido de la higiene un tanto particular, independientemente de la veracidad que cada uno le otorgue a su testimonio.


Seguramente por culpa de aquellos polvos, hoy estamos enfangados en estos lodos que sumen al ciclismo en una crisis sin precedentes desde hace casi una década. Las malas noticias se suceden una tras otra. Algunas muy tristes como las de Víctor Cabedo o el compañero de mili de quien esto escribe Juan Carlos Vicario, recientemente. Otras menos trágicas, pero no por ello dejan de ser lamentables como la desaparición de un equipo, élite/sub-23 en este caso. Después de casi treinta años de andadura, la temporada 2012 ha sido la última del mítico CAI-C.C. Aragonés. Una formación elitista en su comienzo que, de alguna manera, fagocitó el ciclismo aficionado aragonés provocando la paulatina desaparición de algunas escuadras amateur o debilitándolas en el mejor de los casos. Mas lo que nadie podrá poner en tela de juicio es la enorme labor de promoción realizada a lo largo de su historia que posibilitó el paso a profesionales de no pocos ciclistas. Ahora un puñado de chavales que representa a la casi totalidad del ciclismo élite/sub-23 aragonés, se quedan sin una formación que les ayude a abrirse paso en esta cada vez más complicada categoría. No obstante, siempre les quedará la posibilidad de recalificarse o dar el salto, según se mire, al Máster WorldTour y tener la oportunidad de competir con veintitantos años contra veteranos de cuarenta, cincuenta e, incluso, alguno de sesenta.

Corredores del CAI, entre ellos César Latorre, en sus inicios.

Algunos carajillos como Gerardo o Diego han lucido los colores del CAI.
Sebas también ha dado lustre al maillot del CAI-C.C. Aragonés.

Se habrán dado cuenta que hoy estoy especialmente locuaz y es que los días lluviosos, con la temporada agonística ya finalizada, es lo que tienen. Voy terminando, no se preocupen, pero no me gustaría hacerlo sin una reseña positiva de este nuestro deporte favorito. Me refiero a la magnánima victoria de Philippe Gilbert en el pasado Campeonato del Mundo. Una carrera en la que lo único destacable es precisamente el triunfo del belga y los últimos cinco kilómetros de carrera. En esta ocasión, el arco de San Chuan, permítanme esta denominación aragonesa del arcobaleno, ha hecho justicia y se ha posado sobre un corredor merecedor de lucirlo, por lo menos, una temporada a lo largo de su carrera deportiva. Y es que la fortuna del arcoíris ha sido en ocasiones caprichosa. Jamás le perdonaré que corredores como Sean Kelly o Laurent Jalabert no tuvieran la oportunidad, ni una sola vez, de vestir con el maillot más bonito del Orbe Ciclista. Dadas las circunstancias, crucen los dedos los infieles y recemos los creyentes para que la UCI no le encargue a Doña Cecilia Giménez el diseño del  maillot que distingue al Campeón del Mundo de ciclismo.

©BMC/Tim de Waele

miércoles, 26 de septiembre de 2012

XLII Trofeo San Mateo de Monzón



Hasta el pasado sábado se tenía como patrimonio exclusivo de la localidad oscense de Almudévar, mas un hecho extraordinario aconteció aquella tarde a los pies de la magnífica fortaleza templaria de Monzón merced al cual dicha población pasó a tener, al igual que la anterior, su propia “Balsa de la Culada”. Cuentan que andaba por Almudévar el insigne Pedro Saputo, paradigma del somarda aragonés, cuando observó como algunos de sus vecinos intentaban enderezar la torre del campanario tirando de una cuerda atada al mismo. Quiso gastarles una broma cortando todas las betas de la soga que utilizaban para tal empeño, excepto una. Cuando ésta cedió, los mozos cayeron de espaldas al suelo provocando un hoyo que se llena de agua cada vez que llueve. Pues bien, Rubén “Carajillín”, capaz de rivalizar con cualquiera en lo que concierne a protagonizar hitos históricos o a hacer el bruto, si lo prefieren, concedió a los montisonenses el orgullo de tener su propia “Balsa de la Culada”. Los cuales, evocarán la hazaña del inefable presidente de El Carajillo Alegre cada vez que los días lluviosos emerja un nuevo charco al ladico de una rotonda en la avenida de Lérida. En el lugar exacto donde nuestro amigo besó el duro asfalto sin consecuencias físicas reseñables, pero que le impidieron sacar a relucir toda su clase en una ocasión de esas en las que “¡iba bien, eh!”.


Horas antes de tan aciago suceso nada hacía sospechar que la última carrera de Rubén “Carajillín”, en la temporada que nos ocupa, no iba a ver su nombre entre los participantes capaces de finalizarla. El ánimo de nuestro protagonista era el mejor posible, como así delataba el hecho de que repitiese una y otra vez, hasta la saciedad, la canción de Carly Rae Jepsen “Call me maybe”. Famosa en el mundillo ciclista por el video protagonizado por los componentes del equipo ORICA-Green EDGE durante la pasada Vuelta a España (para ver el vídeo en cuestión, hacer click aquí). Su compañero de viaje, el sufrido y nunca suficientemente bien ponderado Felis, acabó de la cancioncica hasta los… “callmemaybes”. Que si “ponla otra vez para que me motive”, que si “necesito la canción para cambiarme de ropa”, que si “antes de calentar, pónmela otra vez”, que si… Y lo peor de todo no era oír una y otra vez la musiquilla, que tiene su gracia todo hay que decirlo, sino tener que escuchar al ínclito canturrearla con ese peculiar acento y esa pronunciación tan característica que tiene el inglés que se habla en Montañana.


Pero hablemos de bicis que es a lo que hemos venido. Casi setenta participantes, sesenta y nueve concretamente, se dieron cita en Monzón para cerrar el tríptico de las “Clásicas del Zinca” que comenzó en Fraga y siguió en Binéfar, para disputar el clásico Trofeo San Mateo. Con los ecos del reciente triunfo de Carlicos en la última todavía resonando, fuimos los carajillos con el mejor espíritu a una población donde siempre encontramos caras amigas. Lo que nos permite disfrutar de alguna prebenda en forma de cerveza fresquica tras el esfuerzo. Carrera “open” que demostró, una vez más, el acierto de este tipo de pruebas, al menos en lo que a participación se refiere. Impusieron su ley en la misma los aragonesizados Joan Font (alguno lo ha rebautizado como Juan Fuente) y Jordi Cervantes. Decimos esto por cuanto han subido a algunos podios en calidad de aragoneses (léase Campeonato de Aragón y Trofeo El Corte Inglés), pero no es culpa suya, sino… de nadie. Su autoridad fue incontestable desde el principio y dominaron la carrera venciendo el primero de ellos y logrando la tercera posición el otro.


Por lo que respecta a los carajillos presentes, amén del infortunio sufrido por Rubén “Carajillín” ya reseñado, Dani “el Contaminao” todavía anda lamentándose de que la temporada esté llegando a su fin, dado el dulce estado de forma que está atravesando y evidenciando en las últimas carreras. Por lo demás, Felis logró la sexta la plaza que le permitió subir al podio como primer abuelico, pese a que él prefiere autodenominarse ya como “madurico interesante”, de más de cuarenta años.

Estaba claro que no iba a ser la tarde de Rubén. Instantes antes de tomar la salida nuestro protagonista anda preocupado porque no alcanza la velocidad deseada. La imagen recoge el momento en el que "Carajillín" se da cuenta de que ha perdido el imán de la rueda. Por cierto, hasta ahora no nos habíamos percatado de que algunos coulottes de BETON-GSport llevan las letras de detrás más grandes que otros.

Rubén esgrimió a los cuatro vientos su famosa frase "¡iba bien, eh!". Una variante de la archiconocida expresión ciclista "con lo bien que iba".
El "frente carajillil" logró adjudicarse dos primas, cuyos fondos fueron destinados a sufragar la reparación de la cinta del manillar de Rubén.
Manu Redondo que como corría en casa se conocía mejor que nadie el  recorrido, está siempre atento a las ruedas importantes de la carrera. Aquí le vemos pendiente de los movimientos estratégicos de Felis.
Y en esta otra imagen marcando a Rubén. Me parece que tú no has venido aquí a cazar.

Esta es la famosa rotonda donde Rubén dejó una huella indeleble para la posteridad.
Rubén no desperdició la oportunidad de mostrar su célebre pose del "siluro".
"but here's my number,
so call me, maybe?"

"Y con esto y un bizcocho..."  es más que probable que ésta haya sido nuestra última competición 

Nuestro más sincero agradecimiento a Bea por sus fotografías y, lo más importante, por la cervezica fresca con que nos agasajó al finalizar la carrera.


jueves, 20 de septiembre de 2012

L'Ampriu: el gigante ribagorzano


Desde que allá por el año 1987 fuera incluida por primera vez en la Vuelta Ciclista a España, la ascensión a L’Ampriu, comúnmente conocida como Cerler por su proximidad al pueblo más alto del Pirineo Aragonés, adquirió la categoría de mítica. Laudelino Cubino fue el primer ciclista que inscribió su nombre en el palmarés del coloso ribagorzano. Le seguirían otros grandes apellidos de la historia del ciclismo como Delgado, Rominger, Parra o Jiménez, sin olvidarnos de los Farfán, Ivanov, Rincón, Laiseka o Piepoli que también tuvieron el honor de hollar en primera posición su cima en cualquiera de las once ocasiones en las que alguna etapa de la Vuelta a España ha finalizado en dicho enclave. Simultáneamente, la Vuelta a Aragón también incluyó este puerto como la guinda determinante de su trazado, pese a que en algunas ocasiones posteriores tan sólo se ascendería hasta la localidad de Cerler, siendo el abulense Angel Arroyo quien levantó los brazos por primera vez. Sí, aunque cueste creerlo, antaño existió una vuelta ciclista para profesionales en Aragón. Hoy se antoja una entelequia. Cosas del ProTour que ideó el inefable Manolo y sus amiguitos.


Comprenderá el lector que para quien escribe esto, de ondas raíces grausinas, por ende ribagorzanas, L’Ampriu es el puerto fetiche por excelencia. Ni Tourmalet, ni Alpe d’Huez, ni Mortirolo… Los habrá más duros, más largos, pero ninguno tiene la magia del que nos ocupa. Y si además se es “periquista”, como es el caso, la siguiente imagen ocupa un lugar privilegiado en la hornacina más elevada de mi altar ciclista.

Pedro Delgado venciendo en la cima de L'Ampriu en la Vuelta a España 1989.

Tocaba indefectiblemente organizar una carajillada con el fin de rendir homenaje al legendario gigante aragonés. Como quiera que el Training Camp organizado días atrás en Graus había dejado un inmejorable recuerdo en nuestra memoria, volver a degustar las exquisiteces de la gastronomía grausina era el reclamo ideal para hacer rodar nuestras bicicletas por la Ribagorza de nuevo. En una mañana con una climatología perfecta para la práctica de nuestro deporte favorito, amparados por la imponente silueta del Turbón, nos adentramos entre las verticales paredes del Congosto de Ventamillo hasta El Run, donde el valle se abre a la luz y nos regala imágenes de la presencia de algunos de los grandes dioses líticos del Pirineo Aragonés.

Congosto de Ventamillo.

L’Ampriu era el plato estrella de nuestro festín ciclista, pero un buen menú que se precie no descuida los entrantes. A tal efecto, hicimos boca con la ascensión a El Solano. Un pequeño “Laberouat” ribagorzano, salvando las lógicas distancias, que bien sirve para tensar los músculos de cara al posterior esfuerzo por las inmediaciones de Cerler. La vetusta carretera de El Solano, en la actualidad remozada en su vertiente sur, nos ofrece una bella panorámica del valle a costa de la altura que nuestras maltrechas piernas van ganando en los seis kilómetros que tiene la subida por Liri. Al paso por esta localidad disfrutamos de una agradable sorpresa no inferior al veinte por ciento de inclinación. El posterior discurrir por Ramastué o Eresué se antoja un regalo para los sentidos antes de descender precipitadamente a Sahún o Saún.

¡Vaya Caricas! En este punto donde aprovechamos para, con la excusa de la foto, hacer un descansico, finaliza la ascensión propiamente dicha. A partir de aquí “cresteamos” por El Solano disfrutando de unas impresionantes panorámicas del Valle de Benasque /Ball de Benás.

Atravesamos Ramastué/Remastué, a unos mil cuatrocientos metros de altitud, donde apenas viven una docena de habitantes.

Benás, también conocido por los que hablan castellano como Benasque, se tiene por el comienzo de la subida a L’Ampriu, mas es un par de kilómetros más adelante, en un desvío a la derecha, donde empiezan los doce de ascensión propiamente dicha. Una carretera en perfectas condiciones, donde los bicicleteros agradecemos el detalle de la empresa pública Aramón a la hora de señalizar cada hito kilométrico con la altitud y el desnivel que nos espera en los próximos mil metros.

Como se puede observar, la naturaleza despierta los más básicos instintos.
 
Liri / Llire es uno de los pueblos más hermosos de la zona, con sus empinadas calles y sus bien conservadas casas. Al llegar al centro del pueblo encontramos la iglesia que posiblemente en origen fuera una fortaleza, frente a la cual, recomendamos colocar la cadena en el piñón con más dientes que llevemos.

Carlicos y Rubén rodando junto a las cristalinas aguas del embalse de Linsoles.

A nuestras espaldas dejamos el congosto de Ventamillo y el macizo del Turbón.

El Solano recibe este nombre por ser una de las zonas más soleadas del Valle de Benasque/Ball de Benás. Sus pueblos se han mantenido al margen del desarrollo turístico del fondo del valle y continúan conservado unas formas de vida muy cercanas a las que existían hasta hace muy pocos años en toda la comarca.

Desde la carretera del Solano, disfrutamos enfrente de una maravillosa vista de la sierra de Chía.
  
Alcanzamos el circo de L’Ampriu escoltados por las imponentes moles de Poset o Ixeya, entre otras.

Obligada foto bajo la atenta mirada de Gallinero, Basibé o Castanesa.




Bueno, hasta aquí el relato de la baruca bicicletera de unos carajillos sin nada mejor que hacer que ir por ahí a gastar cubiertas en periodo vacacional. Unas peripecias que apenas interesarán a los propios implicados, ciertos amigos, sufridos familiares, vecinos y, si me apuran, a alguno de Villarcayo. Si el paciente y sufrido lector tiene menos de dieciocho años, le agradeceríamos que cerrase esta página y buscase por la red alguna otra con contenidos acordes a su edad. Si por el contrario, usted que lee esto ya tiene edad para votar, le invitamos a que siga con nosotros sin ningún reparo moral y le plantearé la siguiente cuestión: ¿Cuántas posibilidades matemáticas hay de que una vez subido L’Ampriu y puestos en contacto con una amigo de la zona, con la intención de hidratarnos en su compañía en la localidad de Villanova, aparezca en bicicleta y nos acompañe en nuestro refrigerio una modelo erótica en un rincón perdido del Pirineo Aragonés?. Pues sí. Por una vez los números y la casuística se alinearon en nuestro bando, merced a lo cual pudimos disfrutar de la compañía de la simpática y espectacular Nilda Ayala.

 

lunes, 17 de septiembre de 2012

Carlicos Ortigosa se impone en Binéfar

Foto: Diarío del Altoaragón
Una vez finiquitado el calendario Master ProTour aragonés, llega el turno del tríptico denominado por los carajillos como las “Clásicas del Zinca”, pese a que por Binéfar no pasa el afluente aragonés del Segre, que comenzaba el pasado sábado con la disputa del Trofeo Bajo Cinza o Baix Cinca, popularmente conocido por todos los carajillos como “La Flecha Fragatina”. Una clásica que cuenta tradicionalmente con la presencia de no pocos corredores de la limítrofe Cataluña. Como quiera que en esta ocasión el calendario catalán estaba huérfano de pruebas, el número de participantes experimentó un sensible incremento respecto a ediciones pretéritas. Y es que casi un centenar de ciclistas a estas alturas de la temporada no es cuestión baladí y más cuando el nivel de los mismos era considerable, habida cuenta de la generosa presencia de corredores élites y sub23.

Podio Máster-40 de Fraga: Felis, José Carlos "el Malaguita" y Fernando.

La moral de la armada carajillil se vio mermada por cuanto se hizo efectiva la ausencia de su mentor Rubén “Carajillín” en las dos pruebas, así como la del otro Rubén, el “Lenguagato”. Obligaciones laborales y ceremoniales impidieron que la dupla de Rubenes acompañara a sus correligionarios. De todos modos, si la excusa hubiera sido que tenían prisa por volver pronto a sus hogares, no hubieran tenido problema alguno dado la velocidad a la que se disputaron ambas pruebas y, por tanto, lo pronto que se terminaron. Mención especial merece la del sábado en Fraga, pues se superaron los cuarenta y siete kilómetros por hora de promedio. Era tal el frenesí bicicletero y su repercusión en las extremidades inferiores de los implicados, que en un momento determinado de la carrera Carlicos se quejaba a Felis de las nefastas sensaciones que tenía y de la certeza de que ese no era su día. Felis intentó tranquilizar a su amigo diciéndole que a velocidades superiores a cincuenta kilómetros por hora, pedaleando encima de una bicicleta y en un terreno no necesariamente favorable las sensaciones difícilmente son buenas del todo. Aquello debió surtir efecto en el ánimo de “Bombardero” Ortigosa pues no cejó en el empeño de zafarse de la disciplina del pelotón que perseguía al trío que ocuparía el podio de la carrera formado por Benja Prades, Font y Berry. Mas sus intentos fueron en vano.

Podio Máster-30: David, Cera y Eladi.

El domingo la cita era en la localidad literana de Binéfar. En plena celebración de sus fiestas patronales, este año la carrera adquirió nuevos tintes y se respiraba un aire fresco que seguramente hará rebrotar una prueba clásica que cuenta con el renovado ímpetu de una novel, excelente e implicada organización. Y es que no sólo fue la nueva categoría de la carrera, “open” en esta ocasión, la única novedad del Gran Premio Fiestas de Binefar-Memorial Esteve, ni el inédito en algunos tramos trazado del circuito, ni la diferente denominación de la competición, ni… Allí se respiraba un ambiente que se antojaba menos viciado que en anteriores ocasiones. Y es que no hace falta que una carrera sea de “carácter nacional” para que el público de la localidad disfrute de un espectáculo ciclista más que digno. Quizá por ello la afluencia de espectadores fue acorde a la de ciclistas que en un número cercano al medio centenar, se dieron cita en la salida.

Dani "el Contaminao" sufrió una caída sin consecuencias que le impidió subir al podio de Binéfar, tal y como hizo en 2009

La misma representación carajillil que el día anterior había tomado parte en La Flecha Fragatina, hizo lo propio en la prueba que no ocupa. Para los carajillos no hay compromiso pequeño y mientras que para algunos las carreras de circuito pertenecen a un sustrato paria del ciclismo, para nosotros las “circuitás”, como diría el "Malaguita", tienen la misma importancia que el resto de carrericas que corremos, o sea, ninguna o la que le quiera dar cada uno. También depende de quién la corra o quién la gane, como todo.

Felis en labores de control, mientras Carlos rueda por delante en solitario durante más de media carrera, evitando que nadie se vaya a por su compañero y amigo. (Foto: Diario del Altoaragón).

Entre los acólitos de El Carajillo Alegre era una ocasión especial por cuanto Carlicos abandonaba su actual categoría y, por lo tanto, esta era su última carrera como “bicicletero soltero”. Su rendimiento, independientemente de su reconocido potencial, en la nueva categoría es una incógnita. No son pocos lo casos de prometedores ciclistas que no cumplen con las expectativas una vez dan el salto a la categoría de “casados”. Por lo pronto, Carlicos quiso despedirse de la categoría a lo grande. Levantando los brazos, quizá en un signo de clara referencia a la libertad que teme perder la próxima semana, cuando el resto de carajillos que se hayan en condiciones de competir acudan a la tercera prueba de las “Clasicas de Zinca” en Monzón.

Podio Máster-30 de Binéfar: Carlicos, Eladi que completó un gran fin de semana y Oscar.

Podio Máster-40: Felis que hizo cuarto de la general, el pesao de Jóse "el Malaguita" otra vez segundo y Luis Alberto.

Como manda la tradición carajillil, es obligada la parada en un pretigioso restaurante de Huesca para celebrar con una lifara por todo lo grande la carrerica de turno... incluso cuando se gana.