miércoles, 19 de febrero de 2014

Tarragona y La Canonja


Uno de los principales atractivos de las Clásicas Catalanas de principio de temporada es, sin duda, el buen tiempo. Si en Valls hubo que abrigarse más de lo deseado, en Tarragona y La Canonja el termómetro fue generoso con los ciclistas, lo que agradecieron sobremanera los carajillos que se desplazaron a esas latitudes con el ansia de coserse un dorsal en los riñones.

Siete días después de haber debutado en el Memorial Xavi Tondo en Valls, la carajillada dirigió su destino a la capital de la provincia para disputar el XII Trofeo Tarragona 2017. Una carrera open con el Coll de Lilla como principal juez de la contienda. Allí se presentaron Manu, Angel y Felis, lamentando la baja de Rubén “Lenguagato” que presumía de un considerable trancazo… y además de un pertinaz resfriado. Ciento sesenta y seis participantes que debían tener prisa por ir a comer a casa, porque el ritmo fue muy elevado desde la salida neutralizada. El Coll de Lilla hizo buenos los vaticinios acerca de lo determinante de su condición y rompió el pelotón en múltiples grupos que en el descenso fueron uniéndose acorde al nivel de sus componentes. Por delante se jugaron la carrera los élites y sub-23, mientras que en el grupo perseguidor principal Angel y Felis lograban agarrarse con más fuerza que Espinete en una cama de velcro. Sin embargo, bien pudiera ser que en los metros finales un tuerto siguiera con interés las evoluciones de ambos. Angel experimentó en los músculos de sus extremidades inferiores tal diferencia de potencial que durante el viaje de vuelta no fue necesario usar los cargadores de los móviles, con la electricidad acumulada en sus piernas, gracias a los calambres sufridos en los últimos kilómetros, se cargaron la baterías de todos los smartphones e, incluso, la del navegador GPS. Felis no disfrutó de mejor fortuna, pues a escasos trescientos metros de meta, en plena disputa del sprint por el primer puesto en la categoría “abuelicos-40”, sufrió un pinchazo en la rueda trasera que casi le hace dar con sus huesos en el duro suelo del paseo aledaño al puerto de Tarragona.

Foto: Angel F. Santos
El sábado siguiente, la cita era en La Canonja. Con la disputa del Trofeu Sant Sebastià  se ponía en marcha una edición más, la vigésimo octava, de la mítica Challenge Ciclista La Canonja. Las dos ascensiones al Coll de la Batalla que a fe que hizo honor a su nombre, marcaron el devenir de la prueba que disputaron dos cientos ciclistas. Manu, Rubén “Lenguagato” y Felis estuvieron a punto de debutar “sin manguitos”, pero lo voluble de la personalidad del trío en cuestión lo impidió. Mientras se estaban pertrechando para la batalla iban cambiando de opinión sobre la necesidad de cubrir sus todavía níveos brazos con la citada prenda. Al final, la decisión se tomó de manera democrática. Es decir, por riguroso conteo de los ciclistas que iban pasando calentando por delante de los carajillos. Cuando el número de aquellos que iban con manguitos era mayor por muy poco al de los que iban con los brazos al aire, el desfilar de un par de rusos del Lokosphinx decantó la elección hacia el lado de la prenda de abrigo en cuestión. Si un ruso se tapa los brazos, no es cuestión de ser más gallito que un ciclista criado en la más dura estepa siberiana.

Por lo que a la carrera ciclista se refiere, parece que el tuerto que fue a ver la carrera del domingo anterior a Tarragona no se quiso perder las evoluciones de los carajillos en La Canonja. Pues tan sólo debido a su mirada se puede explicar tan mala suerte. Rubén “Lenguagato” pinchó cuando apenas se habían cumplimentado quince kilómetros de carrera, mientras que Manu rompió un radio de su rueda trasera un par de kilómetros después. Ambos hicieron turismo por aquellas carreteras de Tarragona subidos en el “coche escoba”. Felis se vio involucrado en una caída durante la segunda ascensión al Coll de la Batalla y tuvo que darse un buen achuchón para reintegrarse al grupo principal. ¡Estamos como para ir haciendo alardes!. No se sabe muy bien si dicho sobreesfuerzo le resto posibilidades para adjudicarse la clasificación de Máster-40, en la que hizo segundo, pero las excusas son como el culo… todos tenemos uno.


martes, 4 de febrero de 2014

III Memorial Xavi Tondo


Como viene siendo habitual, la carajillada máster tiene por costumbre comenzar las campañas agonísticas en las prestigiosas Clásicas Catalanas de principio de temporada. Carreras que se distinguen por un alto nivel participativo y por, en teoría, un clima más benevolente que el que se padece durante estas fechas en latitudes más septentrionales. La localidad tarraconense de Valls volvió a ser el escenario ideal para el estreno de un 2014 agonístico que todos deseamos nos depare grandes dosis de disfrute ciclista. El pasado domingo se celebró la tercera edición del Memorial Xavi Tondo y tres ediciones son las que los carajillos se han cosido el dorsal en la carrera que recuerda al gran ciclista de Valls. Algún carajillo, más talludico que el resto, llegó a coincidir en alguna carrera con el homenajeado cuando éste, en su etapa amateur, defendía el maillot amarillo del Ideal Olimpic.
 
Foto: angelfsantos.blogspot.com.es
Mucha participación, mucha velocidad, mucho nivel y mucho viento. Añádase un recorrido selectivo, mézclese, agítese y obtendrá un refrescante dolor de piernas que llevarse a Zaragoza. El cual, no es óbice para divertirse en una de las carreras más bonitas del calendario. Máxime cuando no tuvimos que lamentar ningún incidente durante los ochenta kilómetros que componen la prueba.



Como sabrá el fiel lector, El Carajillo Alegre es inflexible a la hora de denunciar determinadas prácticas que ensucian nuestro deporte y le causan un daño irreparable. No nos duelen prendas a la hora de denunciarlo, pese a que el protagonista de las mismas sea un carajillo. Por eso, es nuestro deber moral hacernos eco de un hecho del que fuimos testigos nada más acabar la carrera, cuando uno de los carajillos fue sorprendido usando cierta sustancia recuperante para elevar la tasa de hematocrito mediante una “transfusión” sanguínea. Las imágenes que acompañan estas líneas son muy explícitas, a la par que reveladoras, y pueden herir la sensibilidad de algunos lectores.

Aquí podemos observar como el sujeto es sorprendido en plena administración de lo que viene siendo “hematocrito en barra”. El producto en cuestión se denomina “Morcillicín” recombinante.