Si algo tienen de bueno las tradiciones es que el simple hecho de poder cumplir con ellas, es ya de por sí una grata señal de que nos seguimos juntando con el fin de pasar un buen rato con la bicicleta, como siempre, como excusa. Nos gustan las tradiciones. En El Carajillo Alegre aprovechamos las mismas para hacer ostentación de nuestra filosofía bicicletera. Enjoy Cycling es algo más que una marca. Pasan los años y seguimos disfrutando con nuestro juguete de dos ruedas.
El pasado sábado, con motivo de la IV Carajillada Navideña, los carajillos despedimos a un vetusto, cano y ajado compañero de pedaladas que nos ha acompañado durante los últimos doce meses. Unas veces hemos ido a su rueda, otras ha sido él quien ha tenido que ver nuestro sillín y, en alguna ocasión, no ha dudado en darnos relevos. Estos últimos días, observábamos preocupados que su pedaleo ya no tenía la frescura de las primeras veces. Es ley de vida, pero no podíamos evitar cierta nostalgia de su otrora vigorosa pedalada, allá por los albores de su existencia. Durante el tiempo que nos ha acompañado, ha habido de todo: buenos momentos y no tan buenos. Incluso hemos superado alguna que otra situación difícil. Pero, como siempre, olvidamos éstos y nos quedamos con aquellos. En fin, nuestro compañero de escapada durante esta docena de meses dice que “se baja”. 2011 ya ha cumplido con su labor y exhausto ha puesto punto y final a su carrera, como los buenos jornaleros de la gloria ciclista.
2012 da sus primeras pedaladas. Se le nota cierto ímpetu propio de los ciclistas nóveles, desconocedor de que la primera dificultad montañosa, la denominada “Cuesta de Enero”, le va a infligir su primer “dolor de patas”. Luego, como les pasa a todos, aprenderá a dosificarse. La añada que le espera por delante es una prueba por etapas que no se gana en las primeras jornadas. Estas sólo sirven, si acaso, para hacerla perder.
2012 da sus primeras pedaladas. Se le nota cierto ímpetu propio de los ciclistas nóveles, desconocedor de que la primera dificultad montañosa, la denominada “Cuesta de Enero”, le va a infligir su primer “dolor de patas”. Luego, como les pasa a todos, aprenderá a dosificarse. La añada que le espera por delante es una prueba por etapas que no se gana en las primeras jornadas. Estas sólo sirven, si acaso, para hacerla perder.
Volviendo a la IV Carajillada Navideña, queremos agradecer desde El Carajillo Alegre a todos aquellos que tuvieron a bien acompañarnos en esta ocasión. Gracias a ellos disfrutamos de una jornada bicicletera especial. Algunos, avezados en la lucha contra el reloj que imponen obligaciones laborales y familiares, alcorzaron la ruta. Esto, lo de alcorzar, sólo son capaces de hacerlo por su condición de aragoneses, de lo contrario no les hubiera quedado otro remedio que atajar. Pero lo realmente importante es haber podido gozar durante unos kilómetros, los que sean, de su compañía. Incluso de la de aquellos que nos dieron el banderazo de salida, como Raul.
En lo estrictamente deportivo, cabe reseñar los tres pinchazos de la jornada. Lejos de los ocho de la primera edición, pero superando el solitario “punzamiento” del año pasado. El orache, al contrario que en la segunda edición que debió suspenderse por la lluvia, también fue propicio y apenas nos fustigó el Cierzo, lo que nos privó de una descarada ayuda en los kilómetros finales, en los que contamos con el refuerzo de Don Luis “Mákina” que vino a echarnos una mano.
Foto oficial de la IV Carajillada Navideña. Son todos los que están, pero no están todos los que son. Por cierto, ya florecen los árboles en Epila. Concretamente, los “casqueros” ya dan sus frutos.
Una de las alegrías del día: el reencuentro con Manolo, después de su inactividad motivada por una caída en la pasada "Ruta del Somontano".
Fernandico, un clásico de las Carajilladas Navideñas, acudió con este prototipo “retro”. Aprovechamos estas líneas para acordarnos, en tan entrañables fechas, de los amigos de lo ajeno que se encapricharon hace poco de su Cannondale.
De la añeja veinteañera de Fernandico a la flamante Cervélo S5 de José Miguel. Fashion, fashion.
En esta edición de la Carajillada Navideña, gozamos de la presencia de una buena representación del futuro del ciclismo aragonés. El relevo está asegurado.
Conjugando juventud con experiencia. Sin duda, Javi, con el traje de gala de la Lampre, puede contar muchas “aventuricas ciclistas”.
Dieguechu subió al podio gracias a su victoria en el “Sprint Especial” de Epila, donde tuvo lugar la Parada Técnica.
Adrián, como buen duatleta, por la mañana se “mete” sus más de cien kilómetros de bici y por la tarde se “chupa” la San Silvestre de Valladolid. Esto debe ser eso que llaman “transición”.
Jesús, como todos los años, es fiel a la Carajillada Navideña.
El “Dúo Sacapuntas”: Luisito y Alberto. Bien agarradicos.
El “Trío Calavera”: Richi recuperado de su lesión de hombro, Cera que estrenaba “look pirata” que causó sensación (¡antes muerta que sencilla!) y Jesusín que esta temporada ha dado el salto a la categoría élite (CAI).
Roberto y Rafa: dos ilustres del pelotón dando nivel a la Carajillada.
Ultimos kilómetros tirando a por Rubén “Carajillín” y Alberto “Mochuelo” que habían tomado unos segundos de ventaja a traición.
Ultimos kilómetros tirando a por Rubén “Carajillín” y Alberto “Mochuelo” que habían tomado unos segundos de ventaja a traición.
El que va tirando se gira con ademán de pedir relevo. Chuané, detrás, en clara actitud de venir a decir algo así como: “Tira, tira que te voy a dar relevo, pero hoy no… mañaaaana”.