Cualquier profano hubiera pensado que el interés que movió a los carajillos más talludicos a participar en la carrera de veteranos que se disputó hace dos semanas en la localidad zaragozana de San Mateo, se centraba en la gloria deportiva que pudiera acarrear una destacada actuación en la misma. Nada más lejos de la realidad. Cuando los organizadores del II Trofeo C.C. Peña Los Conejos decidieron cambiar la localización de la llegada respecto a la primera edición, abocaron a la caterva carajillil a otro fin más importante que la consecución de un trofeo o un maillot que recompensase el esfuerzo invertido en la competición. Se da la circunstancia de que San Mateo de Gállego es el enclave patrio de un ilustre carajillo, Rubén Juan, más conocido en los ambientes carajilliles como “Lenguagato”. El porqué de su apodo no viene al caso, es una historia larga de contar, rayana en lo personal. Lo cual no es óbice para que nuestro protagonista lleve a gala su condición de orgulloso aborigen de la localidad referida. Y para demostrarlo, nuestro amigo tuvo a bien hacer los honores como anfitrión invitando a la carajillada a unas migas en su casa. Llegados a este punto, el amable lector ya habrá entendido perfectamente cuál era nuestro verdadero objetivo de la mañana. Poco a poco, intentamos que estas costumbres se arraiguen en nuestro subconsciente y sirvan de ejemplo para todo aquel carajillo que vea llegar una carrera a las calles de su pueblo. Para los más suspicaces, amigos de reclamar cuentas pendientes, decir que el año pasado en Graus hubo longaniza y también que hace dos años, aconteció una carrera en Montañana y el anfitrión de turno apenas nos agasajó con un palillo y un vaso de agua.
Y éste es el más importante: Dando buena cuenta de las sabrosas migas que nos preparó Rubén. Dani, como siempre, atento a las redes sociales.
Rubén se mereció de sobra que le pasaran la mano por el lomo.
Un reportaje en exclusiva para El Carajillo Alegre de Eva.