Foto: Tomás Montero Sánchez |
El pasado sábado la carajillada
disputó la otrora denominada “Villa de Alcorisa” y que en la actualidad se da
en llamar “Geoparque del Maestrazgo”. Amén del nombre, esta prueba ha cambiado desde
el año pasado el recorrido, de tal manera que a día de hoy el participante
puede elegir entre una ruta corta y otra larga. Ésta no es que sea mucho más
larga que aquella, apenas treinta kilómetros más, pero lo que la distingue es
la ascensión al puerto de San Cristobal. Una “broma” de esas que hoy en día los
organizadores se afanan en descubrir por los alrededores del recorrido de su
prueba y sirven como plato principal del menú, en una clara pugna por poder
presumir de tener la más dura (sic). No en vano es habitual la manida frase de “ésta
es más dura que la Quebrantahuesos”. Pues Alcorisa ya tiene su “coloso” para
endurecer una prueba que a los ochenta y siete kilómetros, coincidiendo con el
hito donde se desvía la ruta pequeña de la mayor, ya acumula un desnivel
positivo superior a los dos mil metros. Poco importa que el resultado final apenas
difiera de lo que acontece en el citado punto kilométrico o que los
participantes que optan por el recorrido largo no sean precisamente mayoría. No
obstante, desde El Carajillo Alegre nos atrevemos a sugerir alguna iniciativa
para incrementar la dureza de este tipo de mal llamadas “cicloturistas”. En la
cima de uno de estos durísimos puertos se escava una suerte de zanja lo
suficientemente profunda para que quepa un humano con bici y todo, se llena la
misma de un par de cocodrilos sometidos a un ayuno no inferior a una semana y
se aposta personal de la organización con unas estacas a ambos lados de la
carretera. A medida que los sufridos ciclistas van alcanzando la cima del
puertarraco en cuestión, los voluntarios anteriormente mencionados comienzan a
hostigarlos a bastonazos hacia la fosa de los cocodrilos, de tal manera que el
ciclista deberá incrementar su esfuerzo para no caer entre los dientes del
hambriento reptil. No me negarán que esto incrementa sobremanera la dureza de
la prueba.
Foto: Tomás Montero Sánchez |
De la carajillada presente en la fría
mañana de Alcorisa, tan sólo el Cera se atrevió con el recorrido largo de la
carrera. Los demás eran de la opinión de que la bicicleta no es el mejor
accesorio para practicar escalada libre o montañismo y se decantaron por el
corto. El alopécico carajillo logró una meritoria sexta plaza. En la corta,
Toño se meneó algo y entró en cuarta posición. Un puesto por delante de Felis.
Mientras que destacó la excelente octava plaza de Félix. Rubén, Javierre,
Jarri, Chema… lograron llegar a meta con la satisfacción de cumplir con el
objetivo que nos marcamos cada vez que subimos a la bici: disfrutar, divertirse
y no caerse. Enjoy Cycling.