En esta época de obligados recortes que una institución como El Carajillo Alegre, lejos de acogerse a EREs o reducciones de plantilla, amplíe su nómina de empleados, convendrán conmigo que es una excelente noticia. Llevaba ya unos meses, quizá años, el becario pidiendo ayuda en esto de juntar letras para que los amables lectores se entretengan con las fatezas y despropósitos de la caterva carajillil y parece que sus plegarias han surtido efecto. Una nueva pluma se suma a este espacio en la red. Se trata de El Carajillo Díscolo, quien plasmará sus impresiones acerca del mundo de la bicicleta. Antes de hacerles partícipes de la diatriba de El Carajillo Díscolo, nos vemos en la obligación de hacerles la siguiente advertencia que nos ha hecho llegar el ínclito (hacer click en la siguiente imagen):
Dicho esto y aclarando que El Carajillo Alegre no se responsabiliza de las opiniones vertidas por El Carajillo Díscolo y que no tiene que estar necesariamente de acuerdo con las mismas, les ofrecemos la primera colaboración que esperamos que sea de su agrado… o no.
De diplomacia, la justa por El Carajillo Díscolo
Me ha gustado mucho el artículo carajillil de las cosicas de Le Tour. Sobre todo cuando habla de los actualmente paniaguados, limpios como una patena.
Es que me gustó mucho ver ganar a Alejandro Valverde así, tras una escapada larga y peleada, a lo campeón, y limpio de todo producto dopante.
Lo que pasa es que la película puede tener varias lecturas, y unas convencen más que otras. Valverde antes se dopaba y ahora no; y va igual de deprisa que antes. Lo mismo sucede con Millar, Vinokurov, Basso, y otros. Podría ser lógico pensar que el dopaje no sirve para nada, y que a estos chicos los han estafado; yo en su lugar ya habría puesto sendas demandas al médico y al camello. O a lo peor es que estos campeones no sabían entrenar ni cuidarse y tenían que recurrir a las pócimas, y ahora ya se han leído “Alimenta tus pedaladas”.
Contador sancionado por el temita del filete de competición, vais a ver cómo va de rápido dentro de nada en la Vuelta a España. Y limpito. Como Cobo el pasado año. Probablemente ambos también se hayan leído el libro.
Pero a mí lo que me gusta es el dopaje tipo Landis. Que se note que funciona.
Todos sabemos de casos próximos, dentro del master protour y del cicloturismo protour que nos toca vivir, de auténticos tocinos veloces que evolucionan en caballos de carreras. Eso es dopaje de categoría, y no lo de Valverde.
Ahora bien, estas prácticas no dejan de tener algunos efectos secundarios:
- se llena la casa de trofeos, con el problema de espacio que ello supone
- se agria el carácter, y se nota mucho
- y sobre todo, se piensa que los demás no se enteran de lo que pasa
Pero merece la pena el subidón de “eres un crack”, “ha sido un honor poder compartir pelotón contigo” y otras lindezas de la peña. Además no sale muy caro, y todos tenemos fácil acceso a algún entendido voluntarioso. Más de uno vive de eso, y bien.
Como podéis ver, la vacuna cada vez está más lejos.