Pocos deportes son tan competitivos
como el ciclismo. En ocasiones, la rivalidad se ceba incluso entre compañeros
de equipo. Lo que debería ser una unidad de fuerzas en pos de un objetivo
común, se torna una lucha sin cuartel por hacer valer las opciones particulares
de cada uno. Esto ocurrió, sin ir más lejos, en la pasada Vuelta a Madrid Máster
que se ha celebrado este fin de semana. Una vuelta que ha incluido, en su
tercera edición, al corredor del Beton-GSport Raúl Portillo en su palmarés. Al
contrario de lo que hemos dicho anteriormente, la totalidad de su equipo se volcó en la defensa
del maillot amarillo durante la disputa de la exigente última jornada. No
obstante, dentro de la escuadra tuvo lugar un duelo fratricida protagonizado
por dos de los componentes de la banda betoniana. Luismi y Rubén “Lenguagato”,
ese ciclista que jamás encuentra calcetines de la longitud deseada, mantuvieron
una pugna que deparó imágenes espectaculares.
Segunda etapa. Contrarreloj individual
en San Martín de la Vega. Luismi no duda
en aprovecharse del esfuerzo de Rubén y se coloca a su rueda. Como consecuencia
del ahorro energético experimentado por aquel, su crono en la línea de meta
será sensiblemente mejor que el de su compañero y, sin embargo, adversario.
Tercera etapa. Coslada. Rubén decide
pagar a Luismi con la misma moneda y someter al corellano a un marcaje
exhaustivo. Es tal el control ejercido por “Lenguagato”, que a Luismi le es
imposible zafarse del de San Mateo.
Carlicos observa, impotente, como ambos
le sueltan de rueda en los metros finales. Luismi se abalanza sobre la línea de
meta, pero siente en su nuca el aliento de Rubén.
Felis, ajeno a la disputa de sus
compañeros, se llevó una chapica en la última etapa como vencedor de M-40.