Anda durante las últimas semanas, e incluso meses, el personal mirando hacia el cielo con la esperanza de que éste se torne cenizo y descargue el anhelado líquido elemento que riegue campos y llene pantanos. Más, si cabe, en las latitudes en las que se mueve el que esto escribe. Pues si por algo se caracteriza la capital del Ebro es por la fuerza del viento que la azota y la ausencia de lluvia que la bañe, seguramente por la pertinaz incidencia de aquel. Reza el dicho que “nunca llueve a gusto de todos” y valga la aplicación literal del mismo cuando de los deseos del común de la etnia bicicletera se trata. Que de todos es conocido que no son los ciclistas, salvo raras excepciones, muy dados a disfrutar de su deporte favorito bajo la lluvia. Por lo menos, cuando de carajillos se trata. Pues bien, el domingo pasado, coincidiendo con la disputa del ya consolidado y prestigioso Trofeo Oscar Llanos, tuvo a bien el cielo zaragozano exprimir sus entrañas y verterlas en forma de lluvia sobre los casi doscientos participantes de la carrera ciclista referida. Cierto es que no fue el Diluvio Universal, ni mucho menos, lo que aconteció en vísperas de la Cincomarzada, sino un humilde chaparrón que tan sólo sirvió para mancillar licras y carbonos. Para los más globeretes, siempre quedará la épica de unas imágenes propias de las más afamadas “clásicas del norte”.
Un lustro de vida para una carrera que desde sus inicios, se ha caracterizado por la pulcritud y dedicación de una organización entendida y cuyo afán de superación la distingue entre sus congéneres. Cinco años de historia que, no obstante su bisoñez, atesoran datos que comienzan a ocupar un lugar privilegiado en la del ciclismo aragonés. Desde la primera ubicación en el calendario, en los zagueros estertores de la temporada 2008, hasta las fechas actuales inaugurando, con mayor éxito de participación, el calendario aragonés, pasando por una anecdótica incursión en la Copa Navarra en 2009. Se ha cuestionado, en algún foro, la dureza del recorrido y nos consta que la Organización ha intentado variar el mismo sin éxito, pero quizá sea por eso que tiene esta carrera un carácter especial que hace que invite a participar a muchos ciclistas que apenas se prodigan por otras carreras del calendario máster. No obstante, el año que el temido Cierzo tenga a bien hacer labores de anfitrión, seguramente esa edición también ocupará un lugar destacado en los anales de la pequeña gran historia de esta prueba.
No podían faltar los carajillos más talludicos a la cita que tradicionalmente inaugura la Copa Aragonesa Máster. Ataviados con su variopinta indumentaria, pero todos con un objetivo común que no era otro que disfrutar de la competición y, sobretodo, no caerse. Si el fin de semana anterior Rubén “Carajillín” tuvo la pericia de coger la escapada buena, en esta ocasión Felis “Gritón” no anduvo a la zaga de su amigo y logró meterse en la fuga que disputó la victoria de la carrera, logrando un cuarto puesto que le permitió subir al podio del Trofeo Oscar Llanos por primera vez como segundo Veterano-40. Y es que esta categoría está adquiriendo mucho nivel. No en vano se metieron tres entre los diez primeros y dos entre los cuatro mejores. Y si no se lo creen, lean la siguiente noticia (leer). Gerardo “Museeuw” en un ambiente propicio para sus cualidades de “clasicómano” no pudo repetir el éxito del año pasado por culpa de un inoportuno pinchazo (“con lo bien que iba”). Los demás lograron salvar el trámite sin lamentar nada que no fuera el inevitable frotar y frotar que se imponía si, como se dice por esta tierra, se quería hacer lucir la ropa. Finalizaremos apuntando que el mirandés Teo Casabal (Gamen) fue quien pasó a engrosar el palmarés de la carrera.
Por fín Alberto “Mochuelo” llevó la “ropa oficial de su equipo”. (Foto: Eva).
Javi Moneva quiso ponerle difícil a Rubén “Lenguagato” el premio al primer habitante de Zuera. (Foto: www.bomberoszaragoza.es).
Una imagen ya tradicional en el Trofeo Ciclista Oscar Llanos: Ricky comandando las primeras pedaladas del pelotón. (Foto: www.bomberoszaragoza.es).
Isaac, el asturiano de Lérida, no faltó a la cita y se mostró tan combativo como de costumbre. Y es que “en estas carreras dejan correr a cualquiera”. (Foto: www.bomberoszaragoza.es).
Felis “Gritón” pasa escapado, un año más, por el Premio de Montaña sito en Torozuelo. (Foto: Eva).
Rubén “Carajillín” pasando la línea de meta y mirando de reojo al Restaurante La Vieja Caldera, donde minutos más tarde iba dar buena cuenta de exquisitas viandas en buena compañía.
Esta pugna a buen seguro pasó desapercibida a la mayoría de los espectadores, pero podemos advertir la cruenta disputa del sprint entre Michel, Chuané y Monchi. Este último nada pudo hacer ante la pericia adquirida en los peraltes por el primero y la “perrería” del segundo. (Foto: www.bomberoszaragoza.es).
Carlicos, como es habitual, tuvo una destacada labor en favor de sus compañeros y, sin embargo, amigos. En esta ocasión, todos dejaron de lado su apelativo “Bombardero” para llamarle “El Infiltrao”. (Foto: www.bomberoszaragoza.es).
Tres ilustres dando por terminada su participación: Toño “El Figurín”, Manolo “El Monzonero” y Rodolfo. (Foto: www.bomberoszaragoza.es).
Chesús cometió un pequeño error táctico que le impidió finalizar en una mejor posición. Está esperando a las etapas de montaña para recuperar en la General. (Foto: www.bomberoszaragoza.es).
Podio Máster-40: Negrete, Felis y Lucho. (Foto: www.bomberoszaragoza.es).