Festival Liquigas. De vez en cuando, se da la circunstancia de que dos corredores del mismo equipo lleguen primero y segundo a la línea de meta, compartiendo y mostrando ambos la alegría por un triunfo que se queda dentro de la escuadra. Pero no me negarán que lo acontecido en la segunda etapa del Circuito Franco-Belga del año pasado es algo más inusual. Hasta cuatro corredores de la escuadra italiana Liquigas celebrando el triunfo de Jacopo Guarnieri que bien pudiera haber sido el de Elia Viviani, Francesco Chicchi o Maciej Paterski. La nota exótica de la imagen la pone el “intruso” del Milram Gérald Ciolek.
Publicitario, muy publicitario. Ahí tienen a Nick Nuyens haciéndole un favor a su patrocinador con motivo de la victoria en el G.P. Wallonie’09.
Campeonato del Mundo 1991 (Stuttgart). Esta imagen siempre me ha llamado la atención, por cuanto los tres implicados en la llegada, Bugno, Rooks e Indurain, muestran un rostro de satisfacción inusual cuando sólo uno de ellos es el ganador de la carrera y las medallas las tenían aseguradas desde bastantes kilómetros atrás, con permiso de Mejía, a priori el menos dotado para el sprint. Si no fuera porque la profesionalidad del español y el holandés estaba fuera de toda duda, la actitud de ambos bien pudiera levantar alguna sospecha en alguna malintencionada y retorcida mente.
Emotivo. Bettini dedica a su hermano el triunfo en el Giro de Lombardía de 2006.
Cariñoso. Como la llegada protagonizada por Cadel Evans en el Mundial de 2009.
Cariñoso. Como la llegada protagonizada por Cadel Evans en el Mundial de 2009.
Compañerismo. Normalmente, cuando dos compañeros llegan juntos a la línea de meta copando las dos primeras plazas de la clasificación, suele tener lugar una escena de alegría compartida e, incluso, de generosidad por parte de uno de ellos … excepto en el Rabobank. Quizá el ciclocros es una disciplina más individualista que la carretera.
Formas y formas. Desde luego, hay muchas maneras de celebrar la tan ansiada victoria. No cabe duda que el momento es propio para la descarga de adrenalina y, quizá por ello, se dan rienda suelta a sentimientos reprimidos. Christian Vande Velde tuvo esta curiosa manera de celebrar su triunfo en la cuarta etapa de la París-Niza de 2009.
Los hay que aprovechan la ocasión para mandar un “regalito”. Como hizo Pavel Tonkov en la decimoséptima etapa del Giro’04 en Sarnonico. Después explicaría que fue un “gesto de rabia”.
Intencionado. Este no fue de rabia. A Canvendish le supuso la expulsión del Tour de Romandía’10. "Quería enviar un mensaje a mis críticos, (…). Pido perdón a todos los que estaban viendo la carrera, especialmente a los niños". Lo que sí deja clara la imagen es el número de carreras ganadas por el británico hasta ese incidente.