jueves, 7 de junio de 2012

III Clásica Mireya


-Mira eso. ¿Por qué iba a querer yo ganar una partida así?.
Miré el tablero.
-¿El objetivo no es ganar?- pregunté.
-El objetivo –dijo Brendon solemnemente- es jugar una hermosa partida. –Levantó ambas manos y encogió los hombros, y entonces en su rostro se distendió una sonrisa beatífica-. ¿Qué interés podría tener yo en ganar una partida que no fuera hermosa?.

Patrick Rothfuss. “El temor de un hombre sabio”.


Aun a riesgo de caer en el tópico y no por manida la sentencia de que el pasado sábado participamos en la carrera máster más especial de toda la temporada, deja de ser menos cierto, por tercer año consecutivo, que la Clásica Mireya es un evento ciclista singular por el cariño, el respeto y el sentimiento que profesan todos los que se inscriben en la misma o son partícipes de una manera u otra. Lo de menos es que en esta ocasión sirviera para dilucidar la identidad de los nuevos campeones de Aragón de las categorías de veteranos.




El que esto escribe se atrevería a asegurar que se desbordaron las previsiones más optimistas en cuanto a participación se refiere. Ciento treinta y cinco veteranos de las diferentes categorías, incluidas féminas, se dieron cita en la capital serrablesa. Sin embargo, no osamos afirmar las causas de tamaña afluencia de ciclistas. Variables como la referida disputa del Campeonato de Aragón, no coincidencia con “marchas cicloturistas” cercanas ni carreras máster en provincias aledañas, nuevo recorrido,… quizá tengan algo que ver, mas, sin duda, la constante de todos los años, el homenaje a la recordada Mireya, seguramente es la causa más importante por la que todos queremos correr esta carrera.




La mañana se presentaba calurosa en la pequeña patria de Chuané. Un día luminoso que, no obstante, hacía presagiar tormentas vespertinas que sufrirían los élites horas más tarde. En el ambiente se percibía ese halo especial que desprenden los grandes acontecimientos. La ingesta del preceptivo café pre-competitivo, supuso el comienzo del ritual propio de los prolegómenos de cada carrerica. Las repetidas visitas al excusado por parte de Carlicos o la acostumbrada terapia psicológica de última hora a Rubén “Lenguagato” cuando, con la mirada perdida en el infinito, comienza su letanía: “Que me rayo, que me rayo … me he chinao, me he chinao. Voy a dejar de correr, que si tal, que si cual…”, se interrumpen con la presencia de Chuané que en esta ocasión, por aquello de que su casa está encima de la cafetería, casi baja en pijama y con las zapatillas de estar por casa. Repaso de última hora a las tácticas elaboradas por Gerardo “Museeuw” que desde su retiro, convaleciente de su lesión de hombro, sigue manejando los hilos de la estrategia carajillil… Finalmente, Felis rompe la armonía del momento espetando a los demás: “Venga, vámonos al coche que al final siempre acabo el último en cambiarme y no caliento y me pasa lo que me pasa”.



Rubén “Lenguagato” comanda la carrera al paso por Biescas.

A los que hemos corrido algún Tour de Francia que otro, nos resultó muy familiar el ritmo de la salida neutralizada. Al igual que en la carrera francesa, el ritmo cercano a los cincuenta kilómetros por hora nos advertía de lo que iba a ser, a partir de ese momento, la III Clásica Mireya. A una velocidad vertiginosa, incrementada por la sucesión de ataques por mor de zafarse de la disciplina del pelotón, nos presentamos enseguida en la localidad de Biescas. En ese preciso momento, Rubén “Lenguagato” lanza un ataque certero que le permite cobrar la mayor distancia lograda por un individuo hasta ese momento. El resto de carajillos, ante tamaña hazaña, estábamos convencidos que el de San Mateo iba a ser protagonista de todos los telediarios por pasar destacado por la localidad pelaire. Mas fue digno de contemplación como iba perdiendo posiciones en cada curva que debía sortear, de tal manera que incluso salió a la carretera que conduce a Oliván cortado. Ante las preguntas de sus amigos, su única respuesta pasaba por repetir una y otra vez: “me he chinao, me he chinao,…”




Era tal la velocidad de la carrera que cuando nos quisimos dar cuenta ya estábamos sorteando las vías del ferrocarril de Hostal de Ipies, donde se podría considerar que comienza la subida a Navasa. Decimos que podría, pues para Gerardo eso ni es puerto ni nada, tan sólo una aproximación. Lo que sí que es cierto es que jamás se nos había hecho tan corta la subida a Navasa, léase hasta el Premio de Montaña, dada la velocidad a la que subimos. Esto, claro está, tiene un precio que se traduce en dolor de piernas. Carlicos y Felis, acostumbrados como están a entrenar juntos, subieron de la misma suerte el puerto en las posiciones cabeceras, junto con el Cera.



De ahí a meta hicieron valer en todo momento sus opciones al título de campeón aragonés de sus respectivas categorías. No pudo ser, pero quedó la satisfacción de haberlo intentado y, sobretodo, de ser partícipes de un acontecimiento ciclista especial, tal y como hemos referido anteriormente. Tampoco justificaremos lo que podría haber sido y no fue por un contratiempo en la recta de meta, en pleno sprint, con una señora que quiso cruzar por donde no debía, pues cosas como estás forman parte de las carreras ciclistas. Y máxime cuando la Diosa Fortuna permitió que no diéramos con nuestros huesos en el suelo. No corrió la misma suerte nuestro compañero Pablo Izal que sufrió una grave caída en el descenso de Navasa. “El Letrado” sabe que tiene todo el apoyo y cuenta con todo el ánimo de todos sus amigos de El Carajillo Alegre.




Tan sólo comentar, como curiosidad, que Carlicos Ortigosa logró una imaginaria y meritoria medalla de bronce en el Campeonato de Aragón Máster-30, mientras que Felis se proclamó Subcampeón de Aragón de los de más de cuarenta años. Rubén “Carajillín” Horna porfió por pillar una fuga que le permitiera afrontar las rampas de Navasa con cierta ventaja, tal y como hiciera el año pasado, pero en esta ocasión no tuvo la misma fortuna. El Cera estuvo hasta el final pugnando por el maillot Máster-30, pero no tuvo tampoco suerte en la llegada. Chuané, como siempre, se metió en alguna escaramuza, fiel a su táctica “Tonto, tonto, m*****, m*****”. Luisito, que últimamente se muestra desvalido sin su mentor Gerardo, también protagonizó alguno de sus temibles “demarrajes asesinos”. Y Rubén “Lenguagato” subió Navasa a su marcheta, sin darse mal, sin sufrir,… Seguro que a estas alturas del relato, el lector ya sabe el motivo de dicha actitud. Efectivamente: “me he chinao, me he chinao,…”


El pelotón se selecciona en las primeras rampas de Navasa, para Gerardo esto todavía no es puerto sino falso llano, y Carlicos, Felis, Cera y el “Figurín” Toño luchan en las posiciones de cabeza.

Chuané ya come huevos. O eso se deduce del dicho: “Cuando seas padre, comerás huevos”. Lo que ya no tenemos tan claro es si la paternidad tiene algo en contra de la depilación pectoral. Apenas se distingue la cinta del pulsómetro. Por cierto, no se pierdan la máquina que luce el serrablés.

Carlicos mostrando la trazada a Felis en el descenso de Navasa.

Rubén “Carajillín” no fue capaz de pillar la buena este año y no pudo revalidar la medalla de bronce en el Campeonato.

Pasión carajilla. ¿Qué les parece la forma que tienen los carajillos de darse ánimos antes de una carrera?.

Carlicos que lleva corriendo en carretera “cuatro días” ya contaba en los pronósticos como consecuencia de su potencial. Esa BMC roja nos parece que le va pequeña a Javi. Detrás, preparándose para la aventura, vemos a Luis Escanero que no contento con diputar la carrera, se fue a subirse el Portalet de tirón al finalizar la misma.

Podio Máster-40: Acedo, Ricardo y Felis.


Todas las fotos de los carajillos en acción son de Alberto Abizanda.
Las fotos “en parado” son de El Carajillo Alegre.