-Mira eso. ¿Por qué iba a querer yo
ganar una partida así?.
Miré el tablero.
-¿El objetivo no es ganar?- pregunté.
-El objetivo –dijo Brendon solemnemente-
es jugar una hermosa partida. –Levantó ambas manos y encogió los hombros, y
entonces en su rostro se distendió una sonrisa beatífica-. ¿Qué interés podría
tener yo en ganar una partida que no fuera hermosa?.
Patrick Rothfuss. “El temor de un hombre sabio”.
Aun a riesgo de caer en el tópico y no por manida la sentencia de que el
pasado sábado participamos en la carrera máster más especial de toda la
temporada, deja de ser menos cierto, por tercer año consecutivo, que la Clásica
Mireya es un evento ciclista singular por el cariño, el respeto y el
sentimiento que profesan todos los que se inscriben en la misma o son
partícipes de una manera u otra. Lo de menos es que en esta ocasión sirviera
para dilucidar la identidad de los nuevos campeones de Aragón de las categorías
de veteranos.
El que esto escribe se atrevería a asegurar que se desbordaron las
previsiones más optimistas en cuanto a participación se refiere. Ciento treinta
y cinco veteranos de las diferentes categorías, incluidas féminas, se dieron
cita en la capital serrablesa. Sin embargo, no osamos afirmar las causas de
tamaña afluencia de ciclistas. Variables como la referida disputa del
Campeonato de Aragón, no coincidencia con “marchas
cicloturistas” cercanas ni carreras máster en provincias aledañas, nuevo
recorrido,… quizá tengan algo que ver, mas, sin duda, la constante de todos los
años, el homenaje a la recordada Mireya, seguramente es la causa más importante
por la que todos queremos correr esta carrera.
La mañana se presentaba calurosa en la pequeña patria de Chuané. Un día
luminoso que, no obstante, hacía presagiar tormentas vespertinas que sufrirían
los élites horas más tarde. En el ambiente se percibía ese halo especial que
desprenden los grandes acontecimientos. La ingesta del preceptivo café
pre-competitivo, supuso el comienzo del ritual propio de los prolegómenos de
cada carrerica. Las repetidas visitas al excusado por parte de Carlicos o la
acostumbrada terapia psicológica de última hora a Rubén “Lenguagato” cuando,
con la mirada perdida en el infinito, comienza su letanía: “Que me rayo, que me
rayo … me he chinao, me he chinao. Voy a dejar de correr, que si tal, que si
cual…”, se interrumpen con la presencia de Chuané que en esta ocasión, por
aquello de que su casa está encima de la cafetería, casi baja en pijama y con
las zapatillas de estar por casa. Repaso de última hora a las tácticas
elaboradas por Gerardo “Museeuw” que desde su retiro, convaleciente de su
lesión de hombro, sigue manejando los hilos de la estrategia carajillil…
Finalmente, Felis rompe la armonía del momento espetando a los demás: “Venga,
vámonos al coche que al final siempre acabo el último en cambiarme y no
caliento y me pasa lo que me pasa”.
Rubén “Lenguagato” comanda la carrera al paso por Biescas.
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A los que hemos corrido algún Tour de Francia que otro, nos resultó muy
familiar el ritmo de la salida neutralizada. Al igual que en la carrera
francesa, el ritmo cercano a los cincuenta kilómetros por hora nos advertía de
lo que iba a ser, a partir de ese momento, la III Clásica Mireya. A una
velocidad vertiginosa, incrementada por la sucesión de ataques por mor de zafarse
de la disciplina del pelotón, nos presentamos enseguida en la localidad de
Biescas. En ese preciso momento, Rubén “Lenguagato” lanza un ataque certero que
le permite cobrar la mayor distancia lograda por un individuo hasta ese
momento. El resto de carajillos, ante tamaña hazaña, estábamos convencidos que
el de San Mateo iba a ser protagonista de todos los telediarios por pasar destacado
por la localidad pelaire. Mas fue digno de contemplación como iba perdiendo
posiciones en cada curva que debía sortear, de tal manera que incluso salió a
la carretera que conduce a Oliván cortado. Ante las preguntas de sus amigos, su
única respuesta pasaba por repetir una y otra vez: “me he chinao, me he chinao,…”
Era tal la velocidad de la carrera que cuando nos quisimos dar cuenta ya
estábamos sorteando las vías del ferrocarril de Hostal de Ipies, donde se
podría considerar que comienza la subida a Navasa. Decimos que podría, pues
para Gerardo eso ni es puerto ni nada, tan sólo una aproximación. Lo que sí que
es cierto es que jamás se nos había hecho tan corta la subida a Navasa, léase
hasta el Premio de Montaña, dada la velocidad a la que subimos. Esto, claro
está, tiene un precio que se traduce en dolor de piernas. Carlicos y Felis,
acostumbrados como están a entrenar juntos, subieron de la misma suerte el
puerto en las posiciones cabeceras, junto con el Cera.
De ahí a meta hicieron valer en todo momento sus opciones al título de
campeón aragonés de sus respectivas categorías. No pudo ser, pero quedó la
satisfacción de haberlo intentado y, sobretodo, de ser partícipes de un acontecimiento
ciclista especial, tal y como hemos referido anteriormente. Tampoco justificaremos
lo que podría haber sido y no fue por un contratiempo en la recta de meta, en pleno
sprint, con una señora que quiso cruzar por donde no debía, pues cosas como
estás forman parte de las carreras ciclistas. Y máxime cuando la Diosa Fortuna
permitió que no diéramos con nuestros huesos en el suelo. No corrió la misma
suerte nuestro compañero Pablo Izal que sufrió una grave caída en el descenso
de Navasa. “El Letrado” sabe que tiene todo el apoyo y cuenta con todo el ánimo
de todos sus amigos de El Carajillo Alegre.
Tan sólo comentar, como curiosidad, que Carlicos Ortigosa logró una
imaginaria y meritoria medalla de bronce en el Campeonato de Aragón Máster-30,
mientras que Felis se proclamó Subcampeón de Aragón de los de más de cuarenta
años. Rubén “Carajillín” Horna porfió por pillar una fuga que le permitiera
afrontar las rampas de Navasa con cierta ventaja, tal y como hiciera el año
pasado, pero en esta ocasión no tuvo la misma fortuna. El Cera estuvo hasta el
final pugnando por el maillot Máster-30, pero no tuvo tampoco suerte en la
llegada. Chuané, como siempre, se metió en alguna escaramuza, fiel a su táctica
“Tonto, tonto, m*****, m*****”. Luisito,
que últimamente se muestra desvalido sin su mentor Gerardo, también protagonizó
alguno de sus temibles “demarrajes asesinos”. Y Rubén “Lenguagato” subió Navasa
a su marcheta, sin darse mal, sin sufrir,… Seguro que a estas alturas del
relato, el lector ya sabe el motivo de dicha actitud. Efectivamente: “me he chinao, me he chinao,…”
El pelotón se selecciona en las primeras
rampas de Navasa, para Gerardo esto
todavía no es puerto sino falso llano, y Carlicos,
Felis, Cera y el “Figurín” Toño luchan en las posiciones
de cabeza.
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Carlicos mostrando la trazada a Felis en el descenso de Navasa.
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Rubén “Carajillín” no fue capaz de pillar la buena este año y no pudo revalidar la medalla de
bronce en el Campeonato.
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Pasión carajilla. ¿Qué les parece la
forma que tienen los carajillos de darse ánimos antes de una carrera?.
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Podio Máster-40: Acedo, Ricardo y Felis.
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Todas las fotos de los carajillos en acción son de Alberto Abizanda.
Las fotos “en parado” son de El Carajillo Alegre.