Pero hoy nuestra intención es hablar sobre una especialidad del deporte de las bicicletas de ruedas finas. Comentaremos las características de un ciclista dotado de unas características que le diferencian del resto de sus congéneres. Nos referimos, en esta ocasión, al contrarrelojista.
En los tiempos en los que nos toca vivir, la contrarreloj se antoja una disciplina ciclista de vital importancia en el devenir de los acontecimientos velocipédicos. Para ilustrar la anterior soflama, nos serviremos de un ejemplar harto conocido por el amable lector. Rubén “Carajillín” encarna a la perfección el prototipo de contrarrelojista especialmente dotado para esta especialidad ciclista. De todos es conocida su pertinaz lucha contra la tiranía de las agujas del reloj. Raro es el día que no sale a entrenar con la insoportable presión, cual "espada de Damocles", de tener que llegar a una hora determinada a su hogar. Su esfuerzo y concentración, siempre tutelados por las prisas del crono, no son suficientes cuando recibe la llamada al móvil que le insta a redoblar su ímpetu para limar los segundos, incluso décimas de los mismos, que le permitan llegar un poco antes a la meta sita, siempre, en Montañana.

El siguiente reportaje gráfico hace referencia a las particularidades del material empleado por Rubén “Carajillín” y demás carajillos con el fin de desarrollar, con la mayor efectividad posible, sus facultades para mayor deleite del dios Chronos.






