domingo, 24 de enero de 2010

Nocito


De todos los pueblos de la Guarguera, Nocito es el que cae más a desmano, el más cercano a Guara y el más alejado de la carretera, pero uno de los pocos que aguantan sin vaciarse del todo. Es cierto que ya no es lo que fue cuando contaba treinta y dos casas entre los barrios de San Juan y San Pedro.

Un día, con tiempo, acérquense a Nocito, porque allí el tiempo se detiene. Disfrutarán de la paz que debe al frío y al difícil acceso que comunica al pueblo con el resto del mundo. Busquen entre las casas y encontrarán a sus gentes, a las que llaman “caragoleros” (“caracoleros”). Dicen que tienen buena leña, buen jamón, mejor vino y todavía mejor conversación. Lo cual, recuerda a los cuatro tesoros que demandaba nuestro rey Pedro IV de Aragón para su vejez:

Viejos libros para leer
Leña vieja para quemar
Vino viejo para beber
Viejos amigos para charlar

Entre trago y trago, seguro que les hablarán de San Urbez que tiene muy cerca el santuario. Les contarán la batalla que hubo “hace siglos” en el paco Castelar … Y, por supuesto, también saldrá a relucir el nombre de Gaitano, de casa el Sordo, que es el héroe, matón y pícaro del pueblo.



Nocito. Felis, Rubén "Carajillín" , Gerardo "Museeuw" y Sebas escoltados por la imponente presencia de Guara.



Hasta aquí hemos llegado. Tras varios metros rodando por las rodadas de los coches, en este punto el tránsito se antoja impracticable.


¡Qué frío!. Al fondo, el embalse de Belsué helado.


A pecho descubierto. Los aborígenes, como Luis Paules, muestran una adaptación perfecta al medio.


Luis y Coyi. Uno enseñando pechera y el otro sin guantes.


Sebas necesita cadenas para el descenso.