domingo, 10 de enero de 2010

Cuando se mueven las piedras

Este fin de semana se han citado todos, los doce. Unos crueles y otros más benevolentes. El páramo zaragozano ha sido el lugar indicado para que los doce hijos de Eolo, no ha faltado ninguno, se juntaran en devastador cónclave. Quizá el que más protagonismo ha cobrado ha sido el viejo Bóreas, el frío viento del Norte que se ha mostrado en toda su rudeza, pero a buen seguro que le acompañaban Helespontio, Afeliotes, el benéfico Euro, Euronoto, Noto, Libanoto, el adolescente Libs, el joven Zéfiro, Argestes, Trascias y el aterrador Aparctias. Adorados en la Antigüedad como dioses por ser la manifestación más poderosa de la naturaleza. Los contenedores tumbados en las cunetas y la impetuosa, a la vez que violenta, insistencia de nuestras bicicletas por rodar por la zona menos noble de la carretera, dan buena fe de ello.

Hace siglos, los vientos eran las divinidades que mudaban las estaciones favoreciendo la vida, las que formaban las nubes y provocaban tempestades, las que movían los mares y enviaban las lluvias. Tenían la potestad de hacer que los rayos del Sol calentaran la tierra o la quemaran. Pero, además, se tenía la conciencia de que el ser humano se extinguía si el viento no entraba en su cuerpo a través de la respiración, de modo que de estos dioses dependía enteramente la vida.

Por lo tanto, si damos crédito a lo anteriormente expuesto, podemos asegurar que tenemos garantizada una longeva existencia tras este fin de semana. En el cual, no pocos han elegido el gimnasio o el descanso, como alternativa al entrenamiento en carretera huérfano de sensatez.



Los añorados tiempos de coulotte corto.


Dieguechu en un Triatlon en Barna. Los manguitos con maillot sin mangas ... estilismo puro.



Con esta climatología, las paradas técnicas en los bares se eternizan.


Joaquín "El Halcón de Saviñán", disfrutando del solecico en la pasada Vuelta a Tenerife.


Curioso cartel publicitario el que nos encontramos en un bar de Zuera.

Nota de E.C.A.: Todas la fotos que ilustran este artículo son de archivo. A ver quién es el chulo que soltaba las manos del manillar, para echar fotos, con la ventolera que ha hecho estos días.