Unos comenzaran en las acostumbradas “clásicas” open tarraconenses, otros en la máster de Fitero, los más jóvenes en el calendario vasco-navarro élite/sub-23 y los que cobran por darle a esto de los pedales lo harán en el Trofeo Laigueglia y en Lugano, pendiente de confirmación, a finales del presente mes.
Esto es lo que les espera a los fratelli Tamayo dentro de unos días.
Sebas Tamayo comienza una temporada en la que seguro protagonizará una gran hazaña. Está ante la gran oportunidad de demostrar toda la clase que atesoran sus piernas.
Jorge Millas “el Maño” tendrá que hacer frente, un año más, al exigente calendario vasco-navarro élite/sub-23. Merced a la ilusión y entrega en los entrenamientos que está invirtiendo estas últimas semanas, seguro que va a evidenciar una importante progresión en sus resultados.
Por lo que a los veteranos respecta, una nueva temporada trae la manida polémica sobre el recorte de recorridos para los más mayores. Parece ser que en Navarra los cuarentones van a estar exentos de la medida que insta a salir más tarde o acabar antes que los más jóvenes (o sea, los Máster-30 y los veinteañeros que corren con los veteranos), no así los que van a cumplir más de cincuenta añadas en el presente ejercicio ciclista. Una medida que conlleva no pocos trastornos y dificultades a los que la padecen, pese a que otros en las mismas circunstancias la disfrutan. Ciclistas que tienen que realizar sus correspondientes kilometradas en coche para acudir a la prueba, como los demás, que tienen que pagar su correspondiente tasa de inscripción, como los demás, pero que ven como les prohíben hacer los mismos kilómetros que los demás. Que tienen que viajar solos, sin asistencia de ningún tipo, hasta el punto en el que la organización tiene a bien dejarles partir con el resto de corredores, donde se suman a un banquete que ya está empezado y al que se incorporan en el segundo plato, con el único anhelo de llegar a los postres. Puede ocurrir, como en algunas carreras vascas, que se les permita salir con todos, pero deban terminar antes que los demás. En este caso, es muy “interesante”, por no decir peligroso, experimentar como un nutrido pelotón lanzado pasa por meta y, sólo cruzar la nívea línea de la misma, varios de sus componentes frenan, pues acaban de finalizar, en un postrero esfuerzo, su participación en la prueba.
Ante la normativa imperante, los jueces árbitros no pueden hacer otra cosa que velar por su cumplimiento.Si la norma se basa en el kilometraje máximo tipificado para cada categoría, se nos antojan dos soluciones: la “catalana”, es decir, separar las categorías y correr Máster-30 y Senior por un lado, y Veteranos 40-50-60 por otro o, bien, recortar la distancia de las carreras para que se adecuen a todas las categorías. La primera no cabe duda que desvertebra a muchos “equipos”, mientras que la segunda de las posibilidades, sin ser mejor que la anterior, quizá racionalizaría el ciclismo de una categoría que bien pudiera estar perdiendo su filosofía primigenia, pero eso es motivo de otro análisis.
Gerardo “Museeuw” es uno de los corredores Máster-50 que dado su contrastado nivel y competitividad, ante la norma que le obliga a salir más tarde que al resto de participantes en carrera, ve un impedimento donde otros ven una oportunidad.