martes, 2 de noviembre de 2010

“Eppur si muove…”

Cuando apenas los últimos estertores de la finalizada Temporada Ciclista 2010 son un vago recuerdo, cabe la pena preguntarse hacia dónde dirige sus pasos nuestro deporte favorito. Los últimos acontecimientos que han manchado de tinta las páginas de los tabloides y llenado las emisiones hertzianas de las emisoras audiovisuales, nos auguran una nada halagüeña respuesta a esa cuestión. ¿A dónde va el ciclismo?. El futuro se antoja evidente. Quizá por ello, nos apresuramos a desdecirnos de nuestras dotes de clarividentes, pues lo que vemos en la bola de cristal no es de nuestro agrado. Quizá nos ocurra como a Mínimo, un extraño personaje secundario que aparece en “El estrellero de San Juan de la Peña” (Mira Editores. Zaragoza, 1992), la segunda novela de la prolífica autora aragonesa Ángeles de Irisarri, cuya particularidad era que, entre sollozos, caminaba de espaldas para encontrar su pasado, pues no lo conocía y, sin embargo, era capaz de percibir su futuro. Tan sólo tenía un empeño en la vida: recuperar su pasado y ver qué hacía con él cuando lo encontrara. Tan peculiar forma de deambular por el mundo, se debía a que no se conocía a sí mismo, por eso creía vital encontrar un pasado que le llevara a sus raíces.

Quizá nuestro deporte debiera actuar como Mínimo, allá por el siglo XI. No sería descabellado reflexionar sobre el pasado del ciclismo. Sobre las sólidas raíces que han atraído, durante un siglo, a infinidad de aficionados y a partir de las que, si se da el caso, debería reinventarse nuestro deporte. No todas las ramas del árbol parecen aquejadas del mismo mal, pues mientras las competitivas como profesionales, élite, junior y cadetes, adolecen de enfermedades originadas por diferentes causas, otras como las que sostienen el cicloturismo y las categorías senior/master se muestran robustas y saludables. ¿Quizá en esas ramas deba sustentarse el ciclismo del futuro?.

Campeonato del Mundo'09 C.R.I. élite.

Campeonato de Aragón élite y sub-23 2010.


Es curioso cómo el deporte del pedal, tan adelantado a ciertas innovaciones, se empeña en seguir anclado en costumbres del pasado, que incluso rayan en la incongruencia a la hora de definir determinados aspectos o eventos. No me negará el lector que ciertas manifestaciones ciclistas gozan de una salud y aceptación fuera de discusión. Las mal llamadas cicloturistas, las carreras sociales y las competiciones de masters, apenas notan las tempestades que sacuden al ciclismo cada poco tiempo.

Campeonato de Aragón juvenil 2010.

Las ciclodeportivas (ya los franceses las denominaban así hace varias décadas) que aquí todavía nos empeñamos en llamar cicloturistas, no dejan de ser “Carreras Populares” tan común en otros deportes, como el atletismo. Cabría preguntar a los organizadores por ese pavor a llamar a sus pruebas “carrera”, cuando por un lado hacen apología del turismo y ciclismo de recreo que potencia la amistad y demás monsergas y, por otro, ofrecen trofeos, clasificaciones, fama y oropeles a aquellos que se batan con denuedo, en buena lid, por recorridos a cual más exigente. No me imagino a los mentores de la “Carrera Popular del Carrefour”, cambiando su denominación por algo así como, permítanme la osadía, “pedestreturista” o algo parecido. Si bien, en esencia, es lo mismo: una multitudinaria y heterogénea amalgama de deportistas con intereses tan dispares y, dicho sea de paso, lícitos que van desde luchar por la victoria hasta disfrutar de un bucólico día de deporte con dorsal.

¿Cicloturista? La Jacetania 2010.

La Jacetania 2010. Alto de San juan de la Peña.


Otra liturgia ciclista que se resiste a cambiar de nombre, pese a que no se corresponde su gracia con su cometido, es la de las “Carreras Sociales”. Lo que antaño eran pruebas circunscritas a la masa social de un determinado club, ornamentada con la puntual presencia de algún forastero con su preceptiva invitación, han dado paso, bajo la misma denominación, a competiciones abiertas a ciclistas de cualquier club y categoría. En otros lares, desde tiempos inmemoriales, a estas carreras se les llama, sin ningún complejo, “Carreras Open”. Por lo que respecta a nuestro solar patrio, el éxito de las mismas está asegurado, pues la participación es generosa en número y calidad.

Trofeo Fiestas de Barbastro 2010. Prueba "social" de carácter "open".


Por último, las tan celebradas “Carreras Master”. Absténgase el lector de buena fe de llamarlas “Carreras de Veteranos”, pues podría menoscabar el decoro de los esforzados integrantes de las mismas. Una categoría para algunos excesivamente profesionalizada, mientras que para los demás, toda dignificación que los equipare a los que cobran por correr en bicicleta, es poca. Curioso, por no decir otra cosa, que tal empeño se dedique a determinados aspectos y a otros no en algunas ocasiones, en función del interés de quien maneja los hilos del negocio de turno.

Campeonato de Aragón master 2010.

A estas alturas, habrá podido comprobar el paciente lector que palabras muchas, pero soluciones pocas. Mas no se preocupe por el devenir de nuestro amado deporte, pues, pese a todos los inconvenientes, escándalos y demás escollos, parece que “sin embargo, se mueve”, como dijo Galileo en 1632, después de que la Iglesia le obligara a negar que la Tierra giraba en torno al Sol, como afirmaba Copérnico y como él mismo había demostrado. “Eppur si muove…”