Pues en esas que estábamos preparados para protagonizar una de esas escenas a
pocalípticas que hemos visto en multitud de películas norteamericanas sobre catástrofes naturales, cuando nos toca ir a correr una carrera de bicicletas a la localidad navarra de Fitero. Sobre el majestuoso monasterio cisterciense que ornamenta esta localidad, ya hablamos el año pasado. Así que, aunque fuera por ver por última vez tamaña perla arquitectónica, antes que la temida Ciclogénesis Explosiva (no me negarán que el nombre, de por si, ya acongoja) arrasara con todo lo que osase interponerse a su paso, nos decidimos por hacer vida normal y disfrutar de este mundo tal y como lo conocemos. Nos decantamos por sentir el placer de dañar nuestros flamantes maillots del Foro Boario con los punzantes imperdibles, si bien, permitirán que el que esto escribe se decante por enmarcar aquel que ostenta el número 74.
A buen seguro que la mayoría de los ciclistas que deseábamos participar en el IV Trofeo de Ciclismo San Raimundo de Fitero, primera prueba puntuable para la Copa Navarra Master, temíamos más a la espera para recoger dorsales, recordando la experiencia de la añada anterior, que a cualquier devastador fenómeno meteorológico. Pero justo es reconocer que la labor de los organizadores de la Copa, en esta ocasión, es digna de ser alabada, por cuanto la demora apenas fue perceptible por insignificante.
Dos centenares de participantes en una prueba sin dificultades orográficas y que la falta de viento dulcificó en mayor medida. Victoria agridulce de David García “Pototo” (Asesores de Navarra) por la dura caída de su compañero Javier Ruiz “Barillero”, cuando estaba disputando la victoria, a escasos doscientos metros de la llegada. Por supuesto, El Carajillo Alegre le desea una pronta recuperación. Y de paso aprovechamos para saludar al amigo Javier Fernández del Ibarreko que se declaró seguidor de este humilde espacio en la red de redes durante la carrera.
Fotos: El Carajillo Alegre by Eva.