Sábado 19 de Septiembre. Fecha límite para dirimir el destino de la joven Copa Aragón Máster, al menos en sus categorías más bisoñas. A orillas del Zinca, en Fraga, la Vuelta a la Ribera o, como la llamamos los carajillos, la Flecha Fragatina, por su exigente final asaz parecido a su homónima walona, iba a constituirse en el epílogo de la competición que ha ido puntuando a los másters aragoneses desde el ya lejano mes de marzo.
La carrera de Fraga nos trae buenos recuerdos a los carajillos. No en vano, el año pasado Gerardo “Museeuw” fue el primero en conquistar el castillo de Fraga. En esta ocasión, intentaríamos de nuevo hacernos con la plaza o, en su defecto, defender las albinas túnicas que nos distinguían como líderes de la Copa.
Si el año pasado nos ayudo con sus piernas el ilustre carajillo Diego, esta añada, su apoyo moral tampoco nos iba a faltar merced a su presencia. No obstante, su hermanico pequeño, Sebas “El Carajillo Imperturbable”, se vestiría de corto junto a sus compañeros del CAI.
Buena participación y viento condimentando el usual recorrido de esta clásica oscense. Al final, los naranjas del CAI impusieron su ley, copando el podio y con Sebas como principal protagonista, mostrando su poderío en todo su esplendor. Por detrás, protagonizábanse sendas batallas con el fin de decidir las clasificaciones finales de la Copa Aragón Máster.
Al final, los carajillos acabamos contentos, pues, tras porfiar durante nueve pruebas, conseguimos el reto de vencer en las dos Copas a las que podíamos optar por edad: la de Máster-30 y la de Máster-40. Al subir al podio a recibir los honores como vencedores de la Copa, cual sería nuestra sorpresa al advertir que la Copa no era tal, pues no fuimos agasajados con ningún vaso o recipiente similar que se le pareciese. Como quiera que los carajillos habíamos ido a Fraga con la intención de hacernos con alguna Copa, no cejamos en nuestro empeño y, una vez aseados y vestidos lo más parecido a una persona normal que pudimos, nos dirigimos a una suerte de taberna muy fina, donde no fuimos obsequiados con una Copa, no, sino que fuimos favorecidos con tantas Copas como carajillos allí presentes. Las cuales llenamos de cava y chocamos unas contra otras, brindando por la recién terminada temporada, por el triunfo en la Copa Aragón, por nuestro presidente vitalicio Rubén “Carajillín”, por la Virgen del Pilar que dice que no quiere ser francesa, … Ah y por nuestro amigo Diego que cumplía años y había pagado la botella de cava. ¡Felicidades Diego!