Ayer finalizó el Cinturó de l’Empordá en el que estuvieron participando los carajillos Tamayo. Prueba con un altísimo nivel que contaba con la participación de varios equipos continentales y recorridos especialmente duros, tanto por la longitud, como por la orografía.
La primera etapa se la adjudicó el italiano Luca Zanasca y nuestro amigo Diego que estuvo escapado en alguno de los momentos decisivos de la prueba, ocupó la octava posición, lo cual nos hacía albergar esperanzas de cara a un gran resultado en su última competición de la temporada. La segunda jornada supuso un gran desgaste para Dieguechu, pero logró llegar con el grupo delantero, si bien perdió un puesto en la clasificación general por culpa del puntómetro. Por el contrario, su hermano, Sebas, no logró terminar la etapa.
La primera etapa se la adjudicó el italiano Luca Zanasca y nuestro amigo Diego que estuvo escapado en alguno de los momentos decisivos de la prueba, ocupó la octava posición, lo cual nos hacía albergar esperanzas de cara a un gran resultado en su última competición de la temporada. La segunda jornada supuso un gran desgaste para Dieguechu, pero logró llegar con el grupo delantero, si bien perdió un puesto en la clasificación general por culpa del puntómetro. Por el contrario, su hermano, Sebas, no logró terminar la etapa.
Por lo tanto, la última etapa se presentaba clave en sus aspiraciones de despedirse este año de la competición con un top ten en esta prestigiosa vuelta. Pero la concatenación de puertos y el cansancio acumulado a lo largo de toda la temporada pasó factura al mayor de los Tamayo y no pudo mantener su privilegiada posición en la general al perder algo más de once minutos y acabar relegado al puesto 33 de la clasificación general.
No obstante, esto no empaña una excelente campaña en la que ha hecho méritos de sobra para que su sueño de ser ciclista profesional se convierta en realidad.