jueves, 26 de agosto de 2010

Sebas Tamayo tercero en Mañaria


Después de superar aquellos problemas intestinales que le supusieron un receso en su rendimiento, Sebas está inmerso en un apretado calendario en lo que a compromisos deportivos se refiere. Como quiera que su estado de forma todavía no es el óptimo, en la mayoría de las pruebas, su labor está encaminada a realizar cualquier trabajo que le demanden desde la dirección del equipo. No obstante, su enorme clase le permite aprovechar cualquier oportunidad, por mínima que sea. Prueba de esto es su meritorio tercer puesto logrado en Mañaria, el sábado pasado, en la XII Andra Mari Saria, donde una temprana escapada dejaba en cabeza a dos corredores del Caja Rural (Romero y Ryabkin) con el compañero de Sebas, Dani Díaz. Este tuvo un problema mecánico cuando la carrera ya estaba decidida a favor del trío de vanguardia, lo que obligó a reaccionar a Sebas por detrás. Finalmente, el carajillo “Bizcochito” se destacó del pelotón con la compañía de Iriarte (Lizarte) y Méndez (Caja Rural), a los que se impuso en el sprint por la última plaza del podio.


Dice que no esprinta, pero numerosos son los puestos de honor, logrados en la presente temporada por Sebas, gracias a su punta de velocidad. El quinto puesto en Oiartzun, a principio de mes, tal y como recoge la imagen, es un buen ejemplo.



Pero Sebas “Bizcochito” no es el único carajillo que está midiendo sus fuerzas con lo más granado de la categoría de plata del ciclismo. El Muy Illmo. Presidente Vitalicio de El Carajillo Alegre, D. Rubén “Carajillín”, también se ha echado al ruedo y ha honrado con su presencia a organizadores, público y demás participantes de la mítica Volta Ciclista a Montsià que se celebra anualmente en la localidad tarraconense de Ulldecona. Lo de menos es su clasificación y su intención de no entorpecer la progresión de corredores como los Belda, Font, etc.. en el caso de que les hubiera infligido una severa derrota. Rubén “Carajillín” tiene claro cual es su lugar en esto del ciclismo y tan sólo se tomó esta carrera como un hito más en su preparación específica encaminada a objetivos concretos.

Rubén “Carajillín” en uno de los pasos por línea de meta. Por cierto, nuestro amigo insta, a quien lo desee, que le pregunte su opinión sobre lo que dicen algunos “entendidos” en materia ciclista de que en las carreras master se anda igual o más que en las de aficionados (élite/sub-23).

martes, 24 de agosto de 2010

Diego Tamayo en el Tour de Poitou–Charentes


Tras su experiencia en la recién finalizada Vuelta a Portugal, Diego Tamayo comienza hoy su participación en el Tour Internacional Poitou–Charentes que cumple su vigésimo cuarta edición. En su palmarés figuran nombre ilustres como Pavel Tonkov, Kim Andersen, Pascal Lance, Thierry Marie, Christophe Moreau, Floyd Landis, Jens Voight o Sylvain Chavanel, detentando el récord de victorias estos dos últimos con dos entorchados. El sueco Gustav Larsson ha sido el último vencedor de esta prueba francesa sobre cinco etapas, disputándose la tercera y cuarta (C.R.I. de 22 kms) el mismo día. Itinerarios de considerable kilometraje salpicados por trece cotas puntuables que apenas exceden de un kilómetro las más largas de ellas. Por lo tanto, un terreno idóneo para el carajillo Diego, al que, como bien saben todos sus seguidores, el país vecino se le da muy bien, pues no en vano, sus mejores resultados los ha conquistado en la tierra de Asterix.


Dorsales 155 y 158. Al igual que en la Vuelta a Portugal, el joven esprinter Enrico Peruffo compartirá alineación con Diego en Poitou–Charentes.


El cafecico que no falte. Dieguechu, capaz de parar las veces que sean necesarias a echar café en los entrenamientos, no perdona su dosis de cafeína en competición.

lunes, 23 de agosto de 2010

Aubisque y Soulor


Anda el ilustre carajillo José Miguel detrás del anhelado “carnet de ciclista” que como bien sabe, sólo se otorga luego de ascender una de las caras del mítico coloso pirenaico llamado Tourmalet. El año pasado, El Carajillo Alegre organizó una promoción para la consecución de la preciada reseña, de cara a posibilitar la obtención de la misma por parte de Rubén “Carajillín”. Como quiera que condicionantes meteorológicos impidieron repetir la experiencia esta añada, aspirantes como José Miguel deberán esperar unos meses para conseguir su objetivo. No obstante, El Carajillo Alegre ha decidido programar lo que serían unas “clases teóricas” que ayuden a la hora de acometer con garantías el reto máximo que supone la ascensión al Tourmalet. Así las cosas, varias han sido las excursiones a las inmediaciones del mausoleo de la ninfa Pyrene. Sin ir más lejos, este último fin de semana nos decantamos por Aubisque y Soulor por ambas caras y más de dos mil metros de desnivel acumulados en apenas setenta kilómetros y más de tres horas bajo un inclemente sol de justicia. Por favor, rogamos al amable lector que se abstenga de calcular la velocidad media del evento, con el fin de no menoscabar a los sufridos protagonistas del mismo.


Aprovechando el entorno pirenaico que nos ocupa, destacaremos otro suceso acaecido este fin de semana. Como bien sabrán nuestros lectores más fieles, El Carajillo Alegre no es muy dado a ensalzar las victorias ni los éxitos deportivos de aquellos carajillos más mayores. Pues bien, dadas las circunstancias, creemos justo hacernos eco del triunfo de uno los más insignes carajillos master. Máxime cuando está luchando por dejar atrás las secuelas de una desgraciada caída en el Trofeo Master Torrecilla de Alcañiz. Como bien habrá adivinado el sufrido lector, nos referimos a Alberto “Mochuelo” que, por una vez, ha sido profeta en su tierra y se ha impuesto en el Gran Premio de Guiñote “Fiestas de Esposa”. Desde aquí, nuestra más sincera enhorabuena que bien podría extenderse al resto de carajillos, si el ínclito tiene a bien compartir el jamoncico y el quesico con que ha sido agasajado como vencedor de tan importante acontecimiento deportivo.


Col de Soulor. Rubén "Lenguagato" pendiente de los "euskateles", por si alguno es su doble Samuel Sánchez.



Avituallamiento líquido en Arbéost.


Las tres de la tarde, la plaza de Soulor ... La causa de sufrir los mayores rigores de la canícula, radica en la poca afición a madrugar de algún carajillo. Como buenos compañeros, omitiremos su nombre con el fin de que el carajillo perezoso en cuestión permanezca en el anonimato. Ni sugeriremos que es el único que lleva la bici colorada, para no dar pistas.


José Miguel, Rubén y Felis bien junticos, para darse calor, debajo del cartel.


Enjoy Cycling patrocinador oficial de El Carajillo Alegre.


Y después de un duro entrenamiento, conviene reponer fuerzas con barritas tortinergéticas y bebidas cervetónicas.





martes, 17 de agosto de 2010

Diego Tamayo en la Vuelta a Portugal


El pasado domingo finalizó una nueva edición de la Vuelta a Portugal. Diez jornadas en las que Diego Tamayo se ha enfrentado a un nuevo reto en su carrera ciclista profesional, pues se trata de la vuelta más larga en la que ha participado. Se caracteriza esta ronda por su gran dureza. El calor, la orografía y, sobretodo, el ritmo infernal que imponen los equipos locales que se juegan el todo por el todo en su carrera, hacen bueno el sobrenombre de “A Grandísima”.



Diego que no llegaba con la preparación ideal, pues apenas había tenido tiempo de coger el punto de competición en la reaparición tras su lesión, se ha defendido con valor y ha luchado por ayudar a la Carmiooro-NGC en la pugna, con Sergio Pardilla, por la clasificación general. A nivel particular se ha querido demostrar a sí mismo que podía terminar una vuelta de estas características, si bien, el sufrimiento requerido para tal empresa ha sido considerable. Nos comentaba nuestro amigo que algunos corredores más veteranos, destacaban que en esta carrera se iba más deprisa que en el Tour, pues no hay etapas de transición.



Diego (tercero en la fila) pasando por la MV de Lordelo en el transcurso de la segunda etapa.


A rueda del mítico Cándido Barbosa, al paso por la MV de Alijo, en la quinta etapa.


Sergio Pardilla ha vuelto a ser el mejor Carmiooro-NGC en la clasificación general.


Excelente temporada de Sergio Pardilla en lo que a vueltas se refiere: 1º en Madrid, 2º en Austria, 3º en Andalucía y 3º en Portugal.

lunes, 16 de agosto de 2010

En Agosto se vacía la enfermería


Una infección vocal, agravada con un proceso vírico, dejaron en el dique seco durante casi un mes al carajillo Rubén “Lenguagato”, el mejor ciclista que ha dado en toda la historia la localidad zaragozana de San Mateo. Parece que Agosto y, seguramente, las vacaciones laborales, han supuesto el mejor bálsamo para su otrora maltrecha salud y ya está, de nuevo, compartiendo asfalto con el resto de carajillos, sobretodo, con los que no han emigrado al litoral y han preferido el interior para pasar estas fechas estivales. Idas y venidas al Pirineo, esporádicas las más, configuran la “rutina” carajillera de los fines de semana de aquellos que, al contrario de Rubén “Carajillín”, no se mojan el culico con las tibias aguas del Mare Nostrum.


Recupera la sonrisa. Después de unas semanas complicadas, por problemas de salud, Rubén "Lenguagato" ya vuelve a disfrutar de lo que más le gusta.


Otro que felizmente ha dejado atrás algún problemica de salud es Sebas “Bizcochito” Tamayo que tuvo un susto la semana pasada ocasionado por una dolencia intestinal. No obstante, ya pudimos comprobar en nuestras piernas que se había recuperado completamente y hoy, lunes, ya ha vuelto a la competición en Aretxabaleta.



Y sólo nos queda hablar de Alberto “Mochuelo”, el otro “pupas”, que todavía se está recuperando de las consecuencias de la caída sufrida en la carrera de Torrecilla de Alcañiz. El tratamiento seguido en Marruecos durante la semana pasada, no ha resultado satisfactorio del todo. Si bien, a la hora de ingerir cantidades industriales de cocteles en el hotel, donde ha pasado unos ¿merecidos? días de vacaciones, no se le resentía apenas el costillar, ha sido cambiar de continente y volver a reproducirse las molestias.

Rubén "Carajillín" se está pasando todo Agosto gastando cubiertas por la costa del Maestrazgo.

Como en Aragón no tenemos mar salado, nos conformamos con multitud de mares dulces. Bonito paisaje en el de La Sotonera, con los Mallos de Riglos y el Pirineo de fondo. Por cierto, manguitos en pleno Agosto: todo un lujo.

martes, 10 de agosto de 2010

La Patraña de los Niñatos


Aquel debía ser su año. Su gran oportunidad. La edición anterior, en la que acabó en segunda posición, demostró que era la más firme alternativa a ocupar el lugar más alto del podio final del Tour de Francia. En esta ocasión, las imponentes moles rocosas del Pirineo, se antojaban determinantes en el desenlace final de la carrera por etapas más importante del mundo y, en concreto, el coloso Tourmalet se erigía como el definitivo juez de la contienda. Sus rampas habían sido benevolentes con él e inmisericordes con sus más directos rivales que perdían más de cinco minutos por la cima. Las mismas rampas que descendía a toda velocidad sobre su bicicleta, imprimiendo toda la fuerza posible sobre los pedales e, incluso, ayudándose del peso de todo su cuerpo. Feliz conjunción de circunstancias que no iba a dejar desaprovechar para conseguir el objetivo que se le resistió la añada pasada, pese a tener el consuelo de tres victorias de etapa. Mas, de pronto, la realidad le sacudió cruelmente y tras un fugaz instante, se despertó de su sueño tirado sobre el asfalto. Apenas sentía dolor por el brutal golpe, pues sus sentidos estaban concentrados en volver a montarse en la bici. Sin embargo, en cuanto vio la horquilla de su maltrecha montura, se percató que la avería era casi irreparable. A duras penas, en ocasiones campo a través, pudo llegar andando hasta una herrería de la localidad más cercana, Santa María de Campán. Allí, bajo la atenta mirada de la Organización de la prueba que no dudó en sancionarle con diez minutos por pedir la ayuda de un niño que rondaba por el lugar, procedió a arreglar con sus propias manos la pieza dañada, lo que le supuso perder alrededor de cuatro horas y cualquier posibilidad de victoria para Eugène Christophe en aquel Tour de 1913

Diecinueve de julio de 2010. Han pasado casi cien años. Un siglo de gestas que han engrandecido al bello deporte del ciclismo. Un deporte de sacrificio, diferente al resto. Quizás esas particularidades son las que le han permitido sobrevivir a los muchos avatares que han sacudido sus cimientos en las últimas décadas.

Pero él, en esos momentos, era ajeno a todo lo que le rodeaba que no fuera su afán por aprovechar su gran oportunidad. La edición anterior, en la que acabó en segunda posición, demostró que era la más firme alternativa a ocupar el lugar más alto del podio final del Tour. Y durante el transcurso de la actual, había demostrado ser más fuerte que doce meses antes. Había ganado una etapa, distanciando por segunda ocasión a su gran rival en el primer final en alto, luego de hacerlo con anterioridad, camino de Arenberg, mientras su hermano se retorcía de dolor sobre unos lacerantes adoquines con la clavícula partida en dos. Portaba la túnica dorada que le distinguía como el mejor hasta ese momento. Todos los augurios se estaban cumpliendo y las jornadas pirenaicas iban a ser cruciales. El Tourmalet esperaba, ávido del sufrimiento de los ciclistas, a los contendientes al triunfo final en el Tour. Pero antes de rendir pleitesía al gigante pirenaico, debían cumplir con una exigente etapa de aproximación. Estaba pletórico y emanaba la confianza de sentirse fuerte, así que no dudó en lanzar un seco ataque en el último puerto de aquella jornada que rendía viaje en Bagneres de Luchon. Irguió su enjuta figura sobre su bicicleta y lanzó un poderoso demarraje, al que su principal rival, el vencedor de la edición anterior, no pudo responder inmediatamente. No quiso mirar hacía atrás, no lo necesitaba, su mirada estaba fija en la cima de aquel puerto de Balés. Sabedor de que su ofensiva estaba haciendo el daño deseado, se relamía ante la conjunción de circunstancias que le iban a llevar a ganar aquel Tour. Pero de repente, sus piernas se bloquearon, su bicicleta, tras levantar sus cuartos traseros bruscamente, cual equino indomable, se negó a acompañar a su dueño camino de la gloria. Una apresurada mirada a los pedales le devolvió una aterradora visión: la cadena de su máquina se había trabado merced, aparentemente, a una forzada maniobra de cambio. Apenas sintió la ráfaga de viento que movió su rival al pasar raudo por su lado. Nervioso, con movimientos torpes y precipitados, incapaz de solventar tamaña incidencia, no le quedó otra alternativa que bajarse de la bicicleta. Apenas unos segundos después, que se le antojaron eternos, tras recibir la ayuda de un auxiliar de equipo, volvió a cabalgar sobre su metálica montura. Llevado por el ímpetu que imprimía la rabia por lo desgraciado de la situación, fue adelantando corredores, pero a los que él quería pasar no los vio hasta unos instantes después de cruzar la línea de meta. Aquel día, Andy Schleck, perdió treinta y nueve segundos respecto a sus principales rivales y, algunos dicen, la victoria en aquel Tour de 2010.


Pero más que la pérdida de tiempo, parece ser que lo que más le dolió fue que sus rivales no tuvieran en cuenta su infortunio a la hora de plantearse sus postreros ataques ese día. Lo de menos es que algunos de los allí presentes silbaran, en señal de desaprobación, al nuevo portador del maillot amarillo, Alberto Contador. De todos es bien sabido que al público francés no le hacen especial gracia los ganadores. Buena fe de ello podrían dar, entre otros, Anquetil o, Lance Armstrong, que en las dos últimas ediciones ha vuelto a tener el favor de la afición gala, curiosamente las que no ha ganado. Decía que lo de menos son los pitos al líder, lo verdaderamente triste es que el mejor corredor de pruebas por etapas del momento y uno de los mejores de la historia del ciclismo, pida perdón esa misma noche, compungido, mintiendo, por haber defendido su opción de victoria en la carrera que iba a ganar por tercera vez, amén de un Giro y otra Vuelta. Sin duda, en el Olimpo Ciclista, los dioses se habrán rasgado las vestiduras y mesado sus cabellos y barbas ante tamaño sacrilegio. Alguno de ellos que todavía se halla entre los mortales, léase Hinault, desata su ira cuando ve en qué se ha convertido su Ciclismo, mientras falsas deidades ocupan hornacinas en templos dedicados al “Ciclismo de la Generación del Pinganillo”, donde los fieles rezan, con devoto fervor, oraciones de “fair play”.