domingo, 31 de enero de 2010

Debut de Diego Tamayo en G.P. La Marsellesa


Ni la Vuelta a Andalucía, ni Reggio-Calabria. Finalmente, nuestro amigo Diego ha debutado hoy en el G.P. La Marsellesa (categoría 1.1), prueba perteneciente a la Copa de Francia. Las momentáneas bajas en la plantilla del Carmiooro-NGC, han motivado este adelanto en la planificación de Dieguechu a última hora. Pese a no estar todavía en plenitud de forma, los resultados que siempre ha obtenido en territorio francés, hacen que esperemos con ilusión las prestaciones de nuestro famoso carajillo al otro lado de los Pirineos.

En esta ocasión, Diego ha conseguido la decimotercera posición, como integante del grupo principal que ha llegado a escasos once segundos de la vanguardia de carrera, donde se ha impuesto el galo Jonathan Hivert (Saur-Sojasun).



Clasificación GP cycliste d'Ouverture La Marseillaise (Francia, 1.1). 140 kms.
1º. Jonathan Hivert (Fra) Saur-Sojasun 3:34:02
2º. Johnny Hoogerland (Vacansoleil) m.t.
3º. Samuel Dumoulin (Cofidis) m.t.

33º Diego Tamayo (Carmiooro-NGC) a 11”

La próxima cita de Diego tendrá lugar el próximo miércoles en la Estrella de Besseges.

viernes, 29 de enero de 2010

Cycling from England

Espectaculares imágenes de ciclismo desde Inglaterra. Desde luego, en esta especialidad, la aerodinámica no parece ser un factor esencial. Tampoco hay que estar muy fino para destacar en estas carreras e, incluso, los corredores se pueden permitir el lujo de fumarse un pitillo al acabar su intervención. Eso sí, el equipo se antoja un elemento fundamental a la hora de conseguir la victoria. La labor de los árbitros, por otra parte, adquiere mayor relevancia que en las carreras que estamos acostumbrados a ver. No se lo pierdan:


miércoles, 27 de enero de 2010

La grupeta del Actur

Como quiera que rememorar viejos tiempos tiene buena aceptación entre los sufridos lectores de este blog, hoy les voy a pedir que me permitan desempolvar algún que otro recuerdo del desván de la memoria.

Les hablaré de una época en la que los aficionados al ciclismo rara vez se dedicaban en exclusiva a la práctica del mismo. Si bien ya existían, los “engañapadres” eran una especie atípica que apenas se daba por estos arcenes. Es por ello que la mayoría de la fauna bicicletera gustaba compartir su afición con otras obligaciones menos lúdicas, con lo cual, había que afanarse en robar, en beneficio de la bicicleta, ese preciado elemento que gestionan los relojes. Bueno, más o menos, como ocurre ahora.

Las primeras pedaladas de la temporada tenían el handicap de la escasez de horas de luz solar que perjudicaba a aquellos que sólo podían entrenar por la tarde. Parece ser que en esto tampoco hemos evolucionado mucho. Se imponía, por tanto, la necesidad de buscar alternativas a la luminosidad del Astro Rey y los primarios polígonos, tocados con sus bisoñas farolas, constituían la mejor opción.


En aquella época, hace un par de décadas, el zaragozano polígono Rey Fernando de Aragón, comúnmente conocido como Actur, era sólo un germen de civilización. No existía el PRYCA y la actividad comercial circundante apenas hacía presagiar su estatus posterior. El volumen de circulación motorizada se reducía a la mínima expresión, con lo que el enclave se antojaba perfecto para rodar en bicicleta durante horas huérfanas de sol. De vez en cuando, algún agente municipal nos recordaba la necesidad de ir convenientemente iluminado, cosa que hacíamos con desgana recurriendo a una suerte de linterna que se llevaba sujeta al brazo y que emitía una tenue luz que cumplía tímidamente con el precepto.

En esta foto de 1985, se observa al fondo la rotonda de Juslibol.

El recorrido del circuito constaba de unos cinco kilómetros aproximadamente, teniendo en cuenta que en aquella época todavía no mancillábamos nuestros manillares con esos diabólicos y antiestéticos aparatos que servían para medir la velocidad de nuestras bicicletas. El trazado recorría las calles María Zambrano, Camón Aznar, Pablo Ruiz Picasso, Gertrudis Gómez de Avellaneda y Luciano Gracia, con la máxima dificultad “montañosa” de la ascensión a la rotonda de Juslibol, donde ubicábamos, en ocasiones, una imaginaria línea de meta.
Allí nos juntábamos ciclistas de diferente condición: desde estudiantes que acudíamos después de clase, hasta profesionales de cualquier sector tras la jornada laboral, pasando por foranos que estaban haciendo la mili en Zaragoza y aprovechaban el tiempo del paseo para entrenar. Se constituía, de esta manera, por eclosión natural, lo que hoy denominaríamos la “Grupeta del Actur”, cuando el término “grupeta” era desconocido en aquellos tiempos. No había una hora que determinase la cita para entrenar, pues cada uno acudía dependiendo de su disponibilidad horaria, sabiendo que siempre encontraría a alguien rodando por el circuito. Algunos venían directamente después de culminar sus obligaciones estudiantiles, profesionales o militares, mientras que otros, tras rodar por la carretera, aprovechaban para completar el entrenamiento. Había días en los que se conformaba una grupeta bastante numerosa y, otros, en los que había componentes de la misma que apuraban hasta cerca de las diez de la noche. El ambiente era tal, que en ocasiones, compañeros que tenían la posibilidad de entrenar en la carretera o en otro horario, preferían unirse a la “Grupeta del Actur”.
Antaño, incluso se celebraban carreras en el popular barrio zaragozano. La foto muestra un intento de fuga de Lapeña (C.C. Cariñena) y Felis (C.C. Romareda) en el Trofeo Fiestas del Actur (29/06/86) para cadetes. En el solar que aparece en la imagen, hoy en día está ubicado el Carrefour.
Muchos fueron los integrantes, unos fijos y otros ocasionales, de aquella caterva ciclista. Por ella pasaron los Baraza, los hermanos “Leoni” (José Miguel y Carlos),… los juveniles del equipo Sprint como Fradejas, Moros, Sariñena, servidor… o Platero del Muebles Rey, militares como Chavi Vila del RAM de la U.C. Tona o un valenciano que hacía la mili en Valdespartera … citar a todos sería sumamente difícil. Pero el más insigne de todos fue un mozarrón del norte que estaba en Zaragoza haciendo el servicio militar y que estaba llamado a codearse con los grandes del pedal. Era aquel un joven prometedor que había dado muestras de su clase en el mejor equipo de aficionados de segunda del País Vasco, el Cafes Baqué. Eran tales sus aptitudes que interesó a uno de los mejores equipos de la época, el KAS de Sean Kelly o Peio Ruiz Cabestany, entre otros. Como quiera que el chaval todavía tenía que cumplir con las obligaciones militares, en KAS decidieron que el año de la mili lo pasara en el equipo filial de aficionados antes de debutar, un año más tarde, en profesionales. La fortuna no estuvo de su lado, porque al año siguiente, KAS desapareció y nuestro protagonista tuvo que correr un año más en aficionados, concretamente en el Kaiku, antes de pasar definitivamente a profesionales con el Banesto de Perico Delgado y Miguel Indurain.


La primera vez que vi a José Ramón Uriarte fue en Ciclos Actur, tienda hoy desaparecida. Allí estaba con su impoluta indumentaria del KAS, idéntica a la de los profesionales. Fue la primera vez que contemplé de cerca una de esas chaquetillas de invierno que comercializó Exteondo y que llevaban un gorro en la espalda que, dicho sea de paso, casi nadie usaba. Aquel ciclista de parca cabellera me pareció enorme, mientras intentaba que le arreglasen un radio que se le había roto de la rueda trasera de su flamante Vitus. A partir de una breve conversación, se convirtió en asiduo integrante de la “Grupeta del Actur”. Pero no uno más. Desde un principio, era patente que su clase era muy superior a la del resto de los allí presentes. Las noches de cierzo, nadie osaba darle relevos y, con el paso de las vueltas, más de uno y de dos, desistían en el empeño de seguir su rueda, pese a que en alguna ocasión aseguraba, sin el crédito de los demás, que iba apajarado. Recuerdo que era un tipo amable, no excesivamente locuaz, con una piel nívea, pero no me pregunten cómo eran sus piernas, pues nunca pude contemplarlas despojadas de sus eternas perneras, incluso cuando se animó a participar en la carrera de Zuera, donde se limitó a hacer acopio de primas.

Después le vimos en la tele acompañando a Miguel Indurain en no pocos de sus éxitos, convirtiéndose en uno de los gregarios más afamados del pelotón profesional internacional. Conquistó algún éxito individual en la élite, pero ahora se hace acreedor de nuestra admiración por la iniciativa que está llevando a cabo de crear una fundación de ayuda contra el cáncer.

domingo, 24 de enero de 2010

Nocito


De todos los pueblos de la Guarguera, Nocito es el que cae más a desmano, el más cercano a Guara y el más alejado de la carretera, pero uno de los pocos que aguantan sin vaciarse del todo. Es cierto que ya no es lo que fue cuando contaba treinta y dos casas entre los barrios de San Juan y San Pedro.

Un día, con tiempo, acérquense a Nocito, porque allí el tiempo se detiene. Disfrutarán de la paz que debe al frío y al difícil acceso que comunica al pueblo con el resto del mundo. Busquen entre las casas y encontrarán a sus gentes, a las que llaman “caragoleros” (“caracoleros”). Dicen que tienen buena leña, buen jamón, mejor vino y todavía mejor conversación. Lo cual, recuerda a los cuatro tesoros que demandaba nuestro rey Pedro IV de Aragón para su vejez:

Viejos libros para leer
Leña vieja para quemar
Vino viejo para beber
Viejos amigos para charlar

Entre trago y trago, seguro que les hablarán de San Urbez que tiene muy cerca el santuario. Les contarán la batalla que hubo “hace siglos” en el paco Castelar … Y, por supuesto, también saldrá a relucir el nombre de Gaitano, de casa el Sordo, que es el héroe, matón y pícaro del pueblo.



Nocito. Felis, Rubén "Carajillín" , Gerardo "Museeuw" y Sebas escoltados por la imponente presencia de Guara.



Hasta aquí hemos llegado. Tras varios metros rodando por las rodadas de los coches, en este punto el tránsito se antoja impracticable.


¡Qué frío!. Al fondo, el embalse de Belsué helado.


A pecho descubierto. Los aborígenes, como Luis Paules, muestran una adaptación perfecta al medio.


Luis y Coyi. Uno enseñando pechera y el otro sin guantes.


Sebas necesita cadenas para el descenso.

viernes, 22 de enero de 2010

El pelotón profesional pierde a David Cañada


Aragón nunca ha sido una tierra especialmente prolífica en ciclistas profesionales. Por eso, cuando uno de ellos cesa en su actividad deportiva al más alto nivel no es una buena noticia. Más si cabe cuando la despedida es forzada por determinadas circunstancias y no por propia voluntad. Este es el caso de David Cañada que ha dado por finalizada su trayectoria en la élite mundial del ciclismo, cuando todavía pretendía continuar, al menos, una temporada más. La falta de ofertas interesantes y, sobretodo, la falta de palabra de los mentores del hoy denominado Footon-Servetto-Fuji (su equipo hasta la temporada pasada), han motivado que David haya tomado la decisión que estamos comentando.




Glosar aquí la trayectoria profesional de David Cañada se antoja harto tedioso, por cuanto es conocida por todos nuestros lectores y, a buen seguro, otros medios especializados ya lo habrán hecho. Pero sí que es justo recordar que estamos ante la despedida de uno de los tres mejores ciclistas aragoneses de las últimas décadas, junto con Carlos Hernández y Fernando Escartín. Vuelta a Murcia, Volta a Cataluña y Circuito de la Sarthe son sus hitos más reconocidos, pese a que David no ha sido un ciclista al que se le haya reconocido por acumular victorias, sino por sus prestaciones tanto individuales como colectivas. Las lesiones y, por último, la enfermedad que le ha apartado los últimos meses de la competición, han condicionado la que podría haber sido una carrera más rutilante, si cabe.




Aprovecharemos la ocasión para traer aquí una anécdota de nuestro protagonista, sin ánimo peyorativo. Hace ya un puñado de años, rodaba una grupeta por la carretera de San Mateo (Zaragoza) entretenida con una animada conversación. El mítico Chiqui y Felis disertaban sobre su tema favorito: la supremacía de Campagnolo sobre Chinigüano. En aquella ocasión, Felis llamaba la atención de Chiqui sobre las excelencias de la marca italiana que, una vez más, se había adelantado a los nipones en la implementación de las diez velocidades. Mientras Chiqui, en estéril pugna, intentaba defender las inexistentes bondades de la marca japonesa, los demás contertulios, que asistían entusiasmados a tan animado debate, esperaban ansiosos la opinión más autorizada de los allí presentes, la de todo un profesional UCI Pro-Tour, la de David Cañada. Éste, viéndose obligado a intervenir y habiéndose perdido, a buen seguro, alguna parte de la conversación, fue categórico en su afirmación: “Pues si Shimano ha sacado las diez coronas, Campagnolo no tardará mucho en hacerlo”. Hízose un respetuoso silencio y todos, sin excepción, dirigieron sus miradas a su flamante bicicleta Time, montada en Campagnolo Récord. Pasaron unos segundos que se antojaron eternos, hasta que un miembro de la grupeta, se atrevió a preguntarle al ínclito corredor del Quick Step: “David, ¿cuánto tiempo hace que no limpias los piñones?".





miércoles, 20 de enero de 2010

Concentración en Salto di Fondi


Horas de bici, eternas sesiones de fotos, nuevos detalles en la ropa que se mantiene básicamente como la del año anterior, visita de comisarios de la UCI para realizar controles anti-doping, … Más o menos así transcurren los días en la primera concentración de esta temporada de la escuadra de nuestro amigo Diego, Carmiooro-NGC, en Salto di Fondi. En el camping San Anastasia, donde se alojan, han encontrado un ambiente familiar ideal para la preparación.




Rostro de cansancio tras una sesión fotográfica de más de dos interminables horas.
Primera toma de contacto con las nuevas incorporaciones como Paride Grillo, muy motivado ante esta nueva andadura, Ferrara o Laurent Beuret, por citar a alguno de los más representativos. Parece que Fran Ventoso se ha presentado con un golpe de pedal más que aceptable, así como Eric Bertou. Por el contrario, hay que lamentar la ligera indisposición de Jure Kocjan o Terrenzio, con fiebre, y la leve tendinitis de Pardilla.


Por lo tanto, todo parece indicar que el equipo de Dieguechu está en disposición de comenzar con grandes expectativas esta temporada, en la que estrena licencia profesional, en Italia (30 de Enero, Reggio Calabria) y Francia (31 de Enero, G.P. de Marsella).


Diego cerrando grupeta.



Especial mención merece el estreno de las preciosas De Rosa King. Una máquina que a buen seguro, hará más fácil el trabajo de nuestro carajillo más ilustre, quien renueva ilusiones de cara a una nueva campaña que, probablemente, comience en la Vuelta a Andalucía, sino lo hace antes en Reggio Calabria.


domingo, 17 de enero de 2010

Por la Sierra de Guara

Visita obligada, aunque no por ello menos deseada, a los carajillos oscenses. Luis Mellado “Coyi” hizo las veces de guía turístico y condujo por sus dominios a los carajillos chepis, hasta que Luis Paules vino al encuentro para echarle una mano.


Manzanera. La nieve nos impidió continuar con el recorrido inicialmente planificado, pero teníamos varias alternativas.

Santa Eulalia. Tras ascender Santa Eulalieta, Cera da los últimos retoques para ajustar a la perfección su flamante Metta Xuma.


Salto de Roldán. Cera, Gerardo “Museeuw” (desconocemos si estrenó algo en esta ocasión) y Coyi. Según reza el cartel, todavía, quedaban plazas disponibles.


Salto de Roldán. Preciosas vistas desde este enclave oscense. Los buitres nos observaban con sospechosa curiosidad, mientras disfrutábamos de uno de los lugares por los que pasó el legendario héroe medieval, en su huida de Saraqusta (Zaragoza), antes de partir el Pirineo en dos con su espada Durendal.


Salto de Roldán. En iste puesto se charra aragonés (a pesar de la Ley de Lenguas).

domingo, 10 de enero de 2010

Cuando se mueven las piedras

Este fin de semana se han citado todos, los doce. Unos crueles y otros más benevolentes. El páramo zaragozano ha sido el lugar indicado para que los doce hijos de Eolo, no ha faltado ninguno, se juntaran en devastador cónclave. Quizá el que más protagonismo ha cobrado ha sido el viejo Bóreas, el frío viento del Norte que se ha mostrado en toda su rudeza, pero a buen seguro que le acompañaban Helespontio, Afeliotes, el benéfico Euro, Euronoto, Noto, Libanoto, el adolescente Libs, el joven Zéfiro, Argestes, Trascias y el aterrador Aparctias. Adorados en la Antigüedad como dioses por ser la manifestación más poderosa de la naturaleza. Los contenedores tumbados en las cunetas y la impetuosa, a la vez que violenta, insistencia de nuestras bicicletas por rodar por la zona menos noble de la carretera, dan buena fe de ello.

Hace siglos, los vientos eran las divinidades que mudaban las estaciones favoreciendo la vida, las que formaban las nubes y provocaban tempestades, las que movían los mares y enviaban las lluvias. Tenían la potestad de hacer que los rayos del Sol calentaran la tierra o la quemaran. Pero, además, se tenía la conciencia de que el ser humano se extinguía si el viento no entraba en su cuerpo a través de la respiración, de modo que de estos dioses dependía enteramente la vida.

Por lo tanto, si damos crédito a lo anteriormente expuesto, podemos asegurar que tenemos garantizada una longeva existencia tras este fin de semana. En el cual, no pocos han elegido el gimnasio o el descanso, como alternativa al entrenamiento en carretera huérfano de sensatez.



Los añorados tiempos de coulotte corto.


Dieguechu en un Triatlon en Barna. Los manguitos con maillot sin mangas ... estilismo puro.



Con esta climatología, las paradas técnicas en los bares se eternizan.


Joaquín "El Halcón de Saviñán", disfrutando del solecico en la pasada Vuelta a Tenerife.


Curioso cartel publicitario el que nos encontramos en un bar de Zuera.

Nota de E.C.A.: Todas la fotos que ilustran este artículo son de archivo. A ver quién es el chulo que soltaba las manos del manillar, para echar fotos, con la ventolera que ha hecho estos días.

miércoles, 6 de enero de 2010

...sino además, parecerlo

Cayo Julio César (100-44 a. C.) es, sin duda, uno de los emperadores romanos más afamados de la historia. Al poco tiempo de ser ungido emperador, se divorció de su esposa Pompeya. El motivo: la asistencia de ésta a una saturnalia. Para quien no sepa qué es una saturnalia, les diré que se trata de una suerte de orgía sexual que se permitían, de vez en cuando, las damas de mayor alcurnia de la antigua Roma. En defensa de Pompeya, las más conspicuas matronas del patriciado romano intercedieron ante el César para que revocara su decisión, argumentando que la primera dama no había cometido acto deshonesto alguno, limitándose a ser mera espectadora de la bacanal. Ante lo cual, Julio César replicó con la célebre frase: "La mujer del César no sólo debe ser honesta, sino además, parecerlo".

Esto, trasladado a nuestros tiempos, es como si en las fiestas del pueblo, se celebrase la rifa del jamón en las dependencias del secadero que tiene a bien ceder el preciado pernil, tocándole en suerte al hijo del alcalde. El hecho en si, no obstante ser fruto únicamente de la fortuna, es comprensible que pueda levantar cierta suspicacia.

Por eso, hay que tener especial cuidado cuando se circula en bicicleta por sitios de dudosa reputación. Siempre cabe la justificación de que se estaba de paso, pero, por si acaso, no está de más evitarlos.

A fe mía que el gran Cayo Julio César no hubiera aprobado lo acontecido en Emerita Augusta.

Aquel de negro, cuyo nombre no desvelaremos por estar casado, se detuvo a hacer fotos que pudieran comprometer al resto del grupo. Mientras, Arturico “El Borrajas” acepta encantado la invitación de Sebas de parar a echar la Coca-Cola.



La verdad es que estos garitos, por la noche, se muestran en pleno esplendor con sus variadas luces de colores. Si bien, el que esto escribe lo afirma por referencias externas, no porque lo haya comprobado en persona ...

domingo, 3 de enero de 2010

Escribiendo el Quijote

Sin duda, de los muchos y buenos escritores que ha dado la literatura en lengua castellana, el más afamado y reconocido es Don Miguel de Cervantes Saavedra. Ilustre manco nacido en Alcalá de Henares que pasó a la historia de la literatura universal gracias a su famosa obra titulada El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha. Es tal el éxito de esta novela que ha eclipsado al resto de la obra de este insigne autor. Es digno de reseñar que nadie cuestiona a Cervantes por si el resto de sus trabajos están a la altura de la novela que le hizo inmortal. Esto mismo se da en varias facetas artísticas y profesionales. Un elegido pasa a la posteridad por ser capaz de alcanzar la gloria al lograr la máxima expresión en aquello a lo que se dedica.



En el ciclismo y, más concretamente, en el ciclismo que hacemos la mayoría de los carajillos, no ocurre lo mismo. Cuando un ciclista, gracias a su esfuerzo y dedicación, a robar horas a su familia, a arrebatar tentadores momentos de sofá al llegar a casa tras la jornada laboral, a sobrecompensar el duro entrenamiento empujando el carrito del supermercado, …, por citar alguna de las muchas obligaciones domésticas ineludibles, consigue alcanzar un determinado éxito deportivo, parece que está obligado a repetirlo en lo sucesivo, sino a mejorarlo, so pena de ser calificado en decadencia o “venido a menos”, despreciando su rendimiento y sólo valorando sus resultados.






En 1991, Greg Lemond abandonó el Tour de Francia, intuyendo, quizá, que estaba escribiendo el epílogo de su carrera deportiva. Todavía con el maillot y el casco puestos, el periodista que le entrevistaba en la cuneta gala inquiría acerca de su fracaso, pese a que el norteamericano se esforzaba en puntualizar que le hubiera gustado acabar mejor ese Tour y su carrera deportiva, ¡cómo no!, pero que no calificaba la situación como un fracaso, pues lo que había conseguido con anterioridad nadie se lo podía quitar. Eso ya era suyo. Aquellos éxitos ya los tenía. En su caso, tres Tours de Francia y dos Campeonatos del Mundo, por citar sólo lo más rutilante de su palmarés.





Cuando le preguntamos a algún compañero de fatigas por el resultado conseguido en el último fin de semana, parece que esperamos que la respuesta desentone poco respecto a la marca o las marcas logradas por él en similares prestaciones anteriores. Si la respuesta no es la correcta, podríamos identificar la misma como un claro signo de decadencia.


Así las cosas, es lógico plantearse la disyuntiva sobre si merece la pena lograr éxitos que nos encadenen a ellos a perpetuidad. ¿Acaso es justo pedirle a Don Miguel de Cervantes que siga escribiendo el Quijote?.