jueves, 2 de octubre de 2008

El mejor aroma de Colombia

El Carajillo Alegre os ofrece íntegro un artículo publicado por el Diario Vasco (http://www.diariovasco.com/20080820[....]/mejor-aroma-colombia-20080820.html) sobre los hermanos más famosos del pelotón mundial.

El mejor aroma de Colombia

Diego y Sebastián Tamayo han emigrado de Colombia en busca de una oportunidad para llegar a ser profesionales del deporte que les apasiona

GAIZKA LASA SAN SEBASTIÁN.

Sebas y Diego Tamayo comparten el sueño de ser ciclista profesional. /MIKEL FRAILE

DV. Palestina es un municipio del departamento de Caldas. En pleno Eje Cafetero. Pero sus habitantes no disfrutan del aroma del mejor café del mundo. Lo exportan. Lo mismo que hacen con los ciclistas. Allí nacieron Diego y Sebastián Tamayo. Hijos de una maestra y un comerciante de frutas. Diego, el mayor, reconoce que «tuvimos suerte de pertenecer a una familia de clase media que nos colaboraban para que pudiéramos estudiar y andar en bici al mismo tiempo. Allí muchos chavales tienen bicis, pero la mayoría tiene que dejarlo para empezar a trabajar».

Diego se ha convertido en ciclista por un cúmulo de circunstancias. Empezó a competir alentado por los ánimos de un policía que, aficionado al ciclismo, organizaba carreras en el pueblo. Su nivel le fue aupando a competiciones más importantes hasta que como junior le seleccionaron para los mundiales de Colorado de MBT.

Sin embargo, las gestiones burocráticas con Estados Unidos se complicaron demasiado a raíz de los atentados del 11-S y la ilusión del mayor de los Tamayo se truncó. «El sueño que todo chaval tiene allí de salir fuera, a España o Estados Unidos sobre todo, donde pintan una vida más próspera. En nuestra región es impensable vivir del ciclismo. Ni existe esa mentalidad que tienen algunos jóvenes de aquí».

Lo que comenzó siendo un consuelo fue el origen de una carrera ciclista emergente y con una progresión que pide a gritos una oportunidad en el campo profesional. «Unos primos que tengo en Zaragoza me invitaron a pasar unos días en su casa, para compensar la decepción de no poder ir a los mundiales. Según llegué fui al Club Ciclista Iberia con mi bici de MBT. Pero allí me explicaron que a ellos les interesaban ciclistas para ruta».

Estreno tardío en ruta

Empezó entonces a exhibir sus cualidades de fortaleza y valentía. «Como no tenía otro remedio puse ruedas lisas a mi bici y empecé a entrenar con el equipo de ruta. Aguanté a los compañeros y el director me animó a correr con ellos. Mi madre me colaboró y pude comprar una bici de carretera. Nunca hasta entonces había montado una».

Estamos en mayo de 2002. Pero Diego tenía que buscarse un modo de subsistencia para poder seguir haciendo lo que le gustaba. Le surgió la posibilidad de cuidar unas viñas de Barbastro y no se lo pensó. Vivió allí un año, trabajando más que andando en bici, a pesar de lo cual ya despuntó en algunas carreras élite y sub-23. El segundo año en el equipo maño del Relax pudo dedicarle algo más de tiempo y una gran temporada le valió el fichaje por el Cafés Baqué.

Volvió a Zaragoza en 2005, «a casa de mis suegros», y fichó por el equipo continental Atom un año más tarde para recalar en el Azpiru-Ugarte la pasada temporada, tras desaparecer el equipo semiprofesional.

Rápida aclimatación

Su hermano Sebastián empezó antes a competir. En cadetes. Y ha llegado más rápido a un equipo grande como el Azpiru-Ugarte. Le ha hecho falta poco tiempo para acoplarse a su nuevo contexto. Trabaja en una tienda de bicicletas (Nota de E.C.A.: Alabike.com) como mecánico y entrena en Zaragoza, en un terreno que nada tienen que ver con las verdes montañas de Manizales.

Pese a ello, ha demostrado su casta trabajando en muchas carreras para un equipo ganador, aprovechando sus oportunidades para hacer numerosos puestos y estrenando su palmarés al ganar la carrera de Lazkao.

Aparenta figura de escalador al estilo colombiano pero, como su hermano, es un todoterreno. Humildad, entrega y pundonor. El mejor aroma colombiano.