Si días atrás, en nuestra sección de “Aquellos carajillosos años ...”, traíamos a este espacio en la red la gesta de Angel Ibáñez, aquel aragonés que se imponía en una etapa de la Vuelta Ciclista a España bajo la silueta de las torres de El Pilar, en esta ocasión nos proponemos hacer lo propio con otro paisano de adopción que emuló a aquel unos años más tarde, aunque fuese lejos de tierras aragonesas. El protagonista que hoy nos ocupa no ha nacido en Aragón, pero ha echado raíces entre nosotros, concretamente en Huesca, desde hace años. A diferencia de nuestro anterior héroe, éste todavía permanece en activo y al más alto nivel. Sin ir más lejos, algunos carajillos que han estado entrenando en Benidorm recientemente, le han visto por aquellos lares quemando cubiertas a base de hacer horas y horas de sillín. Nos referimos a Juan Argudo, vencedor hace casi treinta años de una etapa de la Vuelta y, actualmente, uno de los corredores master más destacados.
Nos remontamos a la quinta etapa de aquella Vuelta a España de 1979 entre Puerto Lumbreras y Murcia, con un recorrido de 139 kilómetros. Se esperaba que el viento de costado hiciese acto de presencia y los abanicos propiciasen cortes letales en pelotón, pero no fue así. Como tampoco tuvieron consecuencias importantes para la carrera los tempranos intentos de Nazábal e Isidro Juárez y, posteriormente, del héroe de la etapa anterior, Antonio Menéndez que consiguió pasar destacado por la meta volante de Lorca.
Cuando se llevaban cumplimentados cincuenta kilómetros, Juan Argudo decidió que era su momento e inició una fuga que en un primer momento, no iba a ser consentida por el pelotón. El del Colchón CR fue imponiéndose poco a poco en su particular pulso con el gran grupo y, de esa manera, en el kilómetro 82 ya cuenta con una ventaja de 3’40’’, para ir aumentándola a 6’19’’ en el 90 y a 10’20’’ en el 97.
Poco antes del kilómetro 120, Argudo debe hacer frente a las rampas de la Cresta del Gallo, puerto puntuable de segunda categoría, pero el pupilo de Fernando Manzaneque sale airoso del reto y corona con 12’40’’ de ventaja respecto a Felipe Yáñez que está disputando el maillot de la montaña, Torres, Viejo y el líder, Joop Zoetemelk. La cima del puerto está a menos de veinte kilómetros de la meta murciana y se antoja imposible que el pelotón pueda recortar tamaña diferencia. Juan Argudo ya comienza a saborear las mieles de un triunfo muy trabajado, de un sueño, de la que sería su única victoria en el campo profesional, pero una victoria de auténtico prestigio, de esas épicas que están casi extinguidas en el ciclismo moderno.
Juan Argudo en el podio, recibiendo los honores como vencedor de etapa.
Poco importaba que en ese par de decenas de kilómetros, el paisano de Luis Ocaña, perdiese más de cuatro minutos de la renta atesorada, ni que gracias a los 8’27’’ de ventaja respecto a un pelotón encabezado por el irlandés Sean Kelly, nuestro protagonista saltase del puesto 72º al 29º de la clasificación general, a 8’32’’ del holandés Zoetemelk. Lo realmente importante era que había conseguido la gloria en una etapa de la Vuelta Ciclista a España. Algo de lo que no muchos profesionales y casi ningún master de los que compiten en la actualidad con él, pueden presumir.
Sean Kelly se impone en el sprint por el segundo puesto de la etapa.
Juan Argudo Bagueras acabó aquella Vuelta en la 53ª posición a más de una hora y doce minutos de Joop Zoetemelk. Nacido en Priego (Cuenca) el 24 de junio de 1954, corrió tres temporadas en profesionales. Debutó en 1978 con el FIAT francés, para pasar, posteriormente, a la escuadra española Colchón CR (1979 y 1980). En la actualidad sigue compitiendo en master y posee uno de los más prestigiosos currículos de su categoría.