Diego Tamayo pieza clave en la victoria de Ferrari en la Vuelta al Goierri.
Dieguechu llegando a la meta de Zumárraga.
Este fin de semana se ha disputado una prueba con gran historia como es la Vuelta al Goierri. Diversas dificultades han estado a punto de provocar su desaparición, sin embargo, ha podido ver la luz la XXVII edición aunque, en esta ocasión, se ha limitado a la disputa dos etapas tan sólo.
La primera de ellas, se celebró el sábado con salida y llegada a la localidad de Zumárraga. El vencedor de la misma fue Fabricio Ferrari (Azpiru-Ugarte), mientras que Diego, constantemente en la pomada, finalizó en 16ª posición a 1:11 de su compañero de equipo. Arturo entró en el grupo inmediatamente perseguidor, el 32º a 1:20, y Sebas algo más retrasado, el 53º a 3:42.
La primera de ellas, se celebró el sábado con salida y llegada a la localidad de Zumárraga. El vencedor de la misma fue Fabricio Ferrari (Azpiru-Ugarte), mientras que Diego, constantemente en la pomada, finalizó en 16ª posición a 1:11 de su compañero de equipo. Arturo entró en el grupo inmediatamente perseguidor, el 32º a 1:20, y Sebas algo más retrasado, el 53º a 3:42.
Dadas las circunstancias, la segunda etapa, con salida en Urretxu y llegada a la ermita de Santa Bárbara, iba a deparar trabajo a destajo a los hermanos Tamayo. La defensa del liderato suponía controlar y responder a todos los ataques que iba sufrir el compañero de Diego y Sebas. Uno de los más activos fue el valenciano José Belda (Cosaor) que se impuso en el final en alto, pero que gracias a la labor de nuestros carajillos, no pudo desbancar a Ferrari de la parte más alta de clasificación general. Tras la currada, Diego entro el 41º a 4:40 y Sebas se dejó ir, entrando el 105º a 11:59.
Sebas Tamayo llega a Santa Bárbara con la satisfacción del trabajo bien hecho.
En la clasificación general, Diego Tamayo acabó el 30º a 5:37 y Sebas el 80º a 15:25. Además, el Azpiru-Ugarte logró la clasificación por equipos.
Diego celebra con sus compañeros la victoria por equipos. Obsérvese la cara de preocupación por ver que la botella de cava todavía está lejos de su alcance y la incertidumbre por si le podrá dar un buen trago.