Esta temporada estamos de enhorabuena en cuanto al nacimiento de nuevas carreras de nuestra categoría favorita: “open” o mal llamadas “sociales”. Si el pasado mes de Marzo nos congratulábamos con la celebración del I Memorial Carlos Tárdez en la localidad monegrina de Lanaja, en esta ocasión ha sido la histórica ciudad de Daroca, famosa por Los Corporales y a partir de ahora, esperemos, por el Trofeo Los Calzones, donde ha alumbrado una nueva competición velocipédica. Una prueba con un exigente recorrido que consta de dos versiones, dependiendo de la categoría de los participantes: una larga de 77 kilómetros consistente en tres vueltas a un selecto trazado y otra de 51 kilómetros que consta de una vuelta menos. No tuvieron suerte los del Club Ciclista Darocense, pues el clima no fue nada benevolente con los ciclistas y, sin duda, reprimió la participación de no pocos. Pero la historia de las carreras ciclistas la escriben los que toman parte en ellas y no las ausencias.
Dani escapado de salida. |
Decíamos que la climatología no acompañó, pues la lluvia comenzó a hacer acto de presencia durante la entrega de los dorsales y apenas remitió a la hora de la de los trofeos. Programar una carrera ciclista justo el cuarenta de Mayo, a escasas veinticuatro horas de quitarse el sayo, contrae estos riesgos. No obstante, medio centenar de ciclistas se atrevieron a coserse el dorsal a la espalda haciendo caso omiso de la pertinaz lluvia que impregnaba de un amenazador brillo los adoquines de la histórica ciudad de Daroca.
Grupo de cabeza pasando por primera vez por Balconchán donde comienza el puerto homónimo. |
No nos extenderemos, como es habitual en esta redacción, en los pormenores de lo acontecido en el fragor de la batalla ciclista, salvo cuando es especialmente relevante, pero sí que desglosaremos algunos detalles que en nuestra opinión son dignos de reseña. No es ningún secreto la admiración que en El Carajillo Alegre tenemos por las temidas ocurrencias Kalpelmuurianas. Pues bien, haciendo honor a aquel dicho que reza que “de Kapelmuures, kapelmuuradas”, los componentes montañeses de esta escuadra serrablesa no contentos con la dureza de la prueba, por orografía y climatología, decidieron dejar aparcado el coche a unos veinte kilómetros de Daroca (“a cascala” en el sistema métrico aragonés) e ir en bicicleta hasta la línea de salida a modo de calentamiento. Tampoco cuestionaremos el porqué uno de ellos, David, dejó tirada en medio de la carretera que descendía vertiginosamente hacia Daroca, su flamante BH G6 mientras hacía toda clase de aspavientos junto al salvarail … creemos que como muestra de entusiasmo por el sobrecogedor paisaje del Campo de Daroca que desde esas alturas se columbraba.
La Puerta Baja de Daroca. Bajo cuyo arco encontramos el único lugar de los alrededores donde no llovía. |
Un trío de carajillos se dio cita en la prueba que nos ocupa. Quizá el más sensato de ellos fue Chuané que como quiera que con la lluvia se le riza en exceso la melena, decidió no tomar ni siquiera la salida. Por el contrario, Dani y Felis, apenas se pertrecharon para la contienda ciclista se dirigieron raudos a visitar la imponente Puerta Baja de Daroca, bajo cuyo vetusto arco pudieron guarecerse de la incesante lluvia a la espera de que se diera la salida. Dani es una persona de palabra o al menos eso se desprende de su actitud, pues durante los días previos a la carrera no cesaba de decir, a quien quisiera oírle, que pensaba arrancar de salida, lo que viene siendo en el argot “a toque de pito”. Y a fe que cumplió su palabra, pues nada más darse el banderazo de salida, abandonó el grupo como una “instalación” y eso que el terreno era de todo menos favorable. A mitad de la primera ascensión del puerto de Balconchán (un “repecho” de cinco kilómetros con un 6,5% de desnivel medio), debió de echarnos de menos a tenor de su interés por volver a la compañía del ya cercenado grupo principal. Felis, por su parte, hizo lo que pudo y maldijo una y mil veces no haber hecho caso a las recomendaciones de un gurú financiero que a principio de temporada, le conminó a comprar acciones bursátiles de alguna empresa que se dedicase a la manufactura de zapatas de freno, habida cuenta del año que llevamos a efectos pluviométricos. Finalmente, victoria de David del Utebo, seguido de Jesusín Olmos y de Pepito de Calatayud. Destacar el esfuerzo de los organizadores, la seguridad en todo momento de la prueba merced a la amplia presencia de efectivos de la Guardia Civil y los detalles con que la organización obsequió a todos los participantes y los premios con los que agasajó a los más destacados. Como quiera que no queremos que se nos tache de “pelotas”, sugerimos que para ulteriores ediciones se tenga en cuenta la posibilidad de otorgar trofeos a los tres primeros de cada categoría.