El pasado sábado por la tarde tuvo
lugar en el populoso barrio zaragozano de Valdespartera el Campeonato de Aragón
de BTT. Para los carajillos era una cita especial por cuanto suponía la
oportunidad de que Carlicos Ortigosa retuviera, durante una temporada más, el
llamativo maillot que le ha distinguido como Campeón de Aragón 2012 de la
especialidad. Para llevar a cabo tal empresa, debía ser el mejor en un circuito
“infame por su dureza”, a tenor de la calificación que hizo del mismo Gerardo
tras su reconocimiento… pero ya se sabe que Gerardo se está haciendo mayor,
cada día más, y conviene poner en cuarentena sus aseveraciones. Por si la
dureza del trazado no era suficiente, el clima contribuyó con una jornada especialmente
calurosa. Lo que en la terminología meteorológica aragonesa se define como “caer
el Sol a capazos”. Ambos factores motivaron que gran número de participantes no
pudieran concluir la prueba, varios de ellos aquejados por golpes de calor.
Los entendidos en esto del montamblás
recomendaban apostarse en las inmediaciones del Castillo de Valdespartera para
disfrutar de una inmejorable perspectiva del circuito, desde donde seguir la práctica
totalidad de las evoluciones de los ciclistas. Mas tras unos minutos expuestos
a merced de los rayos de Helios, un túnel bajo la autovía del Cuarto Cinturón
se antojaba el enclave más recomendable para ver pasar a los bicicleteros. El
metro de sombra se cotizaba al alza y dicho lugar era generoso en tan escaso
bien.
Dos carajillos participaron en la
disputa del Campeonato: Carlicos y Chuané. El primero luchó en todo momento en vanguardia
de la prueba, destacándose desde la primera vuelta junto a los dos Serranos
(Angel y Raúl), protagonizando una sobresaliente actuación que se vio empañada
en la última vuelta, cuando rodaba en una consolidada segunda plaza, al sufrir
una caída que le produjo una avería que le haría perder un tiempo precioso y le
relegaría a la quinta posición absoluta. No obstante, nuestro amigo logró el Subcampeonato
de Aragón Máster-30 evidenciado su liderazgo en esta especialidad. Chuané, por su parte, partía con las
expectativas que le conferían sus habilidades como bajador, habida cuenta de la
dificultad que presentaban los descensos que salpicaban el trazado, mas al
comenzar el segundo giro al mismo, coincidiendo con el paso por el túnel anteriormente
referido, se acordó de que tenía que ir a hacer la compra al Mercadona (sic) y
tuvo que renunciar a protagonizar una excelsa actuación sobre la bici a cambio
de cumplir con sus obligaciones domésticas.