Los más mayorcicos, tuvieron su cita con el dorsal en la localidad vizcaína de Gatika. Allí se disputó el Gran Premio Lekunbide, puntuable para la Copa Navarra. A toque de pito se originó la fuga del día, compuesta por diez corredores, que sería la buena, por cuanto siete de ellos se disputarían la victoria en meta. Destacar la actuación de nuestro paisano José Luis Capilla que fiel a su instinto batallador, logró meterse en la escapada y obtener un meritorio sexto puesto, luego de hacer valer sus posibilidades con varios ataques en los kilómetros finales.
Por otro lado, Gerardo llegó en el grupo principal, logrando la 2ª plaza en Master-40 y acercándose a la consecución matemática del triunfo final en la Copa Navarra. Felis, por su parte, sufrió un frenazo en sus aspiraciones a dicha clasificación en la categoría de Master-30. Un pinchazo en el ecuador de la prueba le impidió finalizar la misma. Se dio la circunstancia que tuvo que esperar cerca de dos horas a que personal de la organización le fuera a recoger, junto a otros dos corredores del Scania que también tuvieron la mala suerte de pinchar en el mismo lugar. De esta manera, el carajillo tuvo la oportunidad de broncearse apoyado en un brillante guardarail de una maravillosa carretera de la Euskadi profunda. Sin tener la menor idea de dónde se encontraba. En ocasiones se preguntaba si Gerardo, compañero de viaje, le echaría de menos y advertiría de su ausencia. Mas tratándose de Gerardo, las dudas se agolpaban en su cabeza, de tal suerte que si no por la compañía de los dos desafortunados compañeros de pinchazo, Felis se veía cual Robinsón Crusoe en bicicleta, en una desierta isla de asfalto, en medio de un mar de árboles y hablándole, a no muy tardar, a su compañera de carbono ... Como puede advertirse el sol pegaba de plano y no se me ocurrió otra cosa que quitarme el casco.
Y os preguntareis: y Carajillín, ¿Qué ha hecho Rubén “Carajillín”?. Pues el presidente honorífico de El Carajillo Alegre ha estado concentrado, realizando un training camp en Alcanar, con el fin de afinar su puesta a punto para el próximo Campeonato de Aragón. Dicen los lugareños del Maestrazgo que le han visto subir y bajar no se cuántas veces el Coll de Fredes y que está tan fino que incluso se le adivinan ya los tobillos. Menos mal que algunos llevamos su misma camiseta y esperamos que tenga cierta piedad corporativa.