Este pasado domingo se celebró la II edición de la Subida al Col Esterol. Para los profanos, diremos que se trata de una prueba no competitiva, pero sujeta a los lógicos piques que acostumbran a presentarse en este tipo de actos ciclistas. Al igual que el año anterior, su ubicación en el calendario se acomoda justo en el fin de semana inmediatamente posterior a la última carrera Master. Este hecho impide la participación de carajillos élites, ocupados en diferentes compromisos deportivos, que se reservan para la siguiente prueba, más dura si cabe: el Tour de las Migas.
En esta ocasión, la expectación era mayor que la del año pasado, pues no eran pocos los que habían oído hablar de este hito ciclista. La incertidumbre por medirse a auténticos especialistas en unas circunstancias no muy comunes, suponía un aliciente para más de uno. Las fuerzas estuvieron muy igualadas, pero fue Rubén “Lenguagato” el gran triunfador de la jornada, imponiéndose a todos sus adversarios que no pudieron seguirle la rueda ante su despliegue de facultades.
La principal dificultad del día era la “ascensión”, en dos ocasiones” del Col Esterol. Este se caracteriza por su color blanco y amarillo, al que se llega desde las exigentes rectas de “Féculasbergen Friten”, sin olvidar los temibles “Jamonmuur” o “Chorizberg” que le confieren un carácter diferente al resto de eventos de la temporada carajillil. Los expertos recomiendan, para este tipo de retos, no descuidar la hidratación, preferiblemente a base de zumo de uva acompañado de agua carbonatada.
La principal dificultad del día era la “ascensión”, en dos ocasiones” del Col Esterol. Este se caracteriza por su color blanco y amarillo, al que se llega desde las exigentes rectas de “Féculasbergen Friten”, sin olvidar los temibles “Jamonmuur” o “Chorizberg” que le confieren un carácter diferente al resto de eventos de la temporada carajillil. Los expertos recomiendan, para este tipo de retos, no descuidar la hidratación, preferiblemente a base de zumo de uva acompañado de agua carbonatada.
La Organización ofreció a todos los participantes un cafecico/cortadico/carajillo de ron al finalizar la prueba, permitiendo incluso repetir a quien lo desease. Todos los inscritos recibieron un bonito recuerdo de la prueba consistente en la servilleta utilizada durante el recorrido y el sobrecico del azúcar de los cafés anteriormente citados, de tal manera que fue unánime el clamor de los participantes a la hora de mostrar su intención de repetir al año que viene. De esta manera, La Subida al Col Esterol pretende consolidarse en el calendario aragonés, español e internacional, pues no en vano la próxima temporada formará parte del Ranking de la Federación Ciclista de la Alianza de Civilizaciones, lo que supone un reconocimiento a su papel dinamizador de los sectores de turismo y servicios en la zona… sobretodo para el restaurante Ficatum de San Mateo de Gállego.