martes, 9 de junio de 2009

La Jacetania: sonrisas y lágrimas

Gerardo y Peio rodando, con la imponente Peña Oroel al fondo, el día anterior a la prueba.


Tal y como ya habíamos amenazado, El Carajillo Alegre desplegó su bloque duro (por lo de maduros) en La Jacetania el pasado sábado. Los pronósticos meteorológicos no eran muy halagüeños. Las intermitentes tronadas de la tarde anterior, hacían presagiar una mañana en absoluto seca. Y así fue. Jaca amaneció con las calles empapadas, recién fregadas, y con una temperatura más bien fresquica, lo que motivó que algunos de los inscritos declinasen la invitación a enfundarse en la lycra y pedalear durante cerca de 150 kilómetros. Uno de éstos fue nuestro amigo Chemica, quien decidió acertadamente que las condiciones climáticas reinantes no eran las más idóneas para curar el tenaz resfriado que le venía acompañando durante la última semana. Finalmente, Rubén “Carajillín” encabezó la cruzada carajillil en pos del Santo Grial que dicen, está por San Juan de la Peña, junto a Gerardo y Felis.

Rubén "Carajillín" andubo escapado casi toda la prueba. (Foto: Alberto Casas).


La actuación de los dos primeros es digna de mención. Rubén “Carajillín”, inquieto él, desde el pistoletazo de salida, se empeñó en escaparse y lo consiguió. Primero con un grupo de unos cuatro efectivos y después, nada más ser cazados, con la única compañía de Manolo el de Binefar. De esta guisa, se metió entre pecho y espalda 110 kilómetros escapado, lo que le permitió llegar en la vanguardia de la prueba y terminar en una más que meritoria duodécima posición.

Gerardo Museeuw coronando el puerto de Fago. (Foto: Alberto Casas).


Por su parte, Gerardo pagó en las rampas de Fago un intento de fuga anterior, pero se recuperó y, tras una gran ascensión a San Juan de la Peña, consiguió una excelente sexta plaza, en un final lluvioso, digno hábitat de quien damos en llamar “el Museeuw”.


Dejamos para el final las peripecias de Felis “El Pupas”. Permítanme que me explaye con el relato del ínclito, sin ser sospechoso de darle un trato de favor que seguramente no merece. Todo comenzó cuando en las rampas de aproximación al puerto de Fago, procedió, con su habitual destreza, a cambiar de plato grande a plato pequeño. La cadena de su bici, en un gesto alegre y desinhibido, decidió desplazarse, más allá de los dientes del plato deseado, hasta la caja del pedalier del cuadro de la bici. Felis, al observar horrorizado que su gesto mecánico no había conseguido el efecto deseado, sino todo lo contrario, accionó impetuosamente la palanca de la maneta para que la infame cadena se desplazase al lado contrario. Cosa que hizo con el mismo exceso que la vez anterior, liberándose de nuevo de la tiranía de los dientes del plato. Esta vez del grande. Todo ello, acompañado de movimientos convulsos de las bielas, en un afán de intentar que la cadenita en cuestión cumpliese con su obligación. Conclusión: dos bonitos y artesanales nudos que obligaron a Felis a bajarse de la bici, mientras le pasaba hasta el del carrito de los helados, para intentar deshacer tamaño entuerto. Varios interminables minutos después, sin ayuda de tronchacadenas, consiguió desanudar tan inoportunas lazadas y emprender de nuevo la marcha, adelantando a ciclistas ajenos a la cabeza de la prueba. En uno de estos adelantamientos, la carretera estrecha, los ciclistas muchos y la gravilla aledaña, conformaron un letal coctel que motivó que Felis acabara con sus huesos en el suelo. La tarea de remontar debía comenzarse de nuevo. Algunos pensaban, al verle pasar, que aquella escena ya la habían vivido antes.

Que entretenido se le ve a Felis poco antes de empezar el puerto de Fago. (Foto: Alberto Casas).

Tras una dura persecución de más de cincuenta kilómetros, Felis consiguió atrapar a la cabeza de carrera, excepción hecha de Rubén “Carajillín” que andaba en solitario tras el pinchazo de Manolo, poco antes de Berdún. Aquí, los ataques se sucedieron y Barceló consiguió, tras cazar a Rubén, llegar destacado a las faldas del puerto de San Juan de la Peña. Este se iba a constituir en el juez de la carrera. Fran Moreno impuso un ritmo demoledor que sólo puedo seguir, durante algunos kilómetros Berri (Bergua). Felis, fiel a su propio ritmo, fue afianzándose en la ascensión, coronando a escasos segundos del tercero, al que le fue recortando terreno en los siguientes kilómetros que llevan a Bernués. Fue en este momento, tras negociar una curva, cuando un sonido similar a un silbido o un soplido, unido a la sensación de sentir el contacto de la llanta con el suelo, le llevó a concluir que la rueda trasera había dejado escapar todo el aire que atesoraba la cámara. En este punto de la carrera, no ha lugar a esgrimir el socorrido y manido CLBQI (“Con Lo Bien Que Iba”. Nota de E.C.A.: El CLBQI se usa cuando se va mal, la explosión física es inminente o las posibilidades de éxito son más bien escasas). Felis se resignaba a admitir su suerte. Mientras dilucidaba si se cortaba las venas o se las dejaba largas, si se tiraba al tren o al maquinista (tómese este comentario en sentido figurativo, pues es sabido que este blog lo lee más de un ferroviario), un sonido asquerosamente parecido al anterior guió la mirada de Felis a la rueda delantera. Si señor, ya que pinchas, pinchas a lo grande. Las dos ruedas y porque no hay más ¡No hay puta pobre! (con perdón), no vaya a ser que te de por reparar rápido la rueda trasera y te de tiempo de reincorporarte a un puesto no excesivamente retrasado, tras el esfuerzo realizado. No señor. Aquí terminó La Jacetania de Felis que nunca podrá agradecer suficientemente la compañía y apoyo de Jesús Olmos que acompañó a nuestro protagonista en tan duros momentos.

Rubén "Carajillín" chupando cámara. (Foto: Alberto Casas).


Felis en las rampas de San Juan de la Peña. La avería del plato y la caída ya eran sólo un mal recuerdo. (Foto: Alberto Casas).



Un tragico p'al pecho por lo bien que lo hemos hecho. Coronando San juan de la Peña con Berri a la vista. (Foto: Alberto Casas).


¡Qué bonito es el ciclismo!. (Foto: Alberto Casas).



Gerardo Museeuw entrando sexto en meta, al más puro estilo Flandier. (Foto: Alberto Casas).


Rubén hizo el decimosegundo y se llevó las Metas Volantes. (Foto: Alberto Casas).