Si la memoria no nos juega una mala pasada, debemos remontarnos a finales de 2002 para recordar la última Carrera del Pavo celebrada en Aragón, concretamente en la localidad de Alagón. Con anterioridad, las tradicionales ediciones que tenían lugar en la zaragozana Vía Univérsitas, dejaron de celebrarse a partir de 1997. Por lo tanto, celebramos la excelente noticia de la recuperación de esta prueba que esperamos tenga continuidad en años venideros.
El Carajillo Alegre desplazó a casi todos sus efectivos a los dominios de uno de sus acólitos, Arturico “El Borrajas” que corría en casa. En un circuito perfecto, con un repecho que a estas alturas de la temporada se antoja un “muro” digno de cualquiera de las más prestigiosas clásicas del calendario profesional primaveral, y una participación que, si bien no respondió a lo que auguraba la preinscripción, pero que fue más que suficiente para este tipo de pruebas, rondando el medio centenar de corredores, tomamos la salida al mediodía. La carrera desde un primer momento se puso favorable a los intereses carajilliles, por cuanto Diego, como posteriormente Sebas y Arturo, lograron inmiscuirse en el grupo de vanguardia de siete corredores en el que a la postre, se decidiría la victoria. Ésta fue para el carajillo local, Arturo “El Borrajas”, seguido de Dieguechu, mientras que Sebas tuvo que sacrificarse en la última vuelta, después de haber protagonizado un último intento en la penúltima. En el pelotón entraban Felis y Gerardo, así como Willy que sufrió un pinchazo (“con lo bien que iba...”).
En el podio, El Carajillo Alegre hizo acopio de aves y, después del acto protocolario, compartió la alegría de ver de nuevo a Javi Mínguez que recibió el homenaje de todos los allí congregados.
Para finalizar, me van a permitir una clase teórica sobre ciclismo en la modalidad de circuito. En ocasiones, este tipo de pruebas constan de una vuelta más de las reglamentadas que se denomina de reconocimiento. Estamos de acuerdo que el propósito de la misma es un tanto peregrino, por aquello de que los participantes se hartan de dar vueltas al circuito a modo de calentamiento, por lo que lo tienen más que reconocido. Cuando, no sé si los árbitros u organizadores, tienen a bien incluir este tipo de vuelta, existe la posibilidad de hacer parar a los corredores, una vez cumplimentada la denominada vuelta de reconocimiento, y dar la salida oficial o, por el contrario, no hacerlos parar y dar la salida al paso por meta, denominándose “salida lanzada”. Comprendemos que el término “lanzada” no está suficientemente especificado en los reglamentos ciclistas, sobretodo, atendiendo a la "velocidad de lanzamiento”. Volviendo al caso práctico, el pasado domingo en la localidad de Utebo, con motivo de la disputa de la Carrera del Pavo, felizmente recuperada, los espectadores de la misma tuvieron la oportunidad de observar cómo la salida de la prueba era de las que se denominan “lanzada” ... y tan lanzada, como que el pelotón iba “lanzado” en fila de uno. El causante de dicho “lanzamiento”, Capi, no sabemos muy bien cómo pudo reconocer el circuito a la velocidad que nos llevaba. Les puedo asegurar que las farolas pasaban muy deprisa a nuestro lado. Así que si me lo permiten, yo me he apuntado 16 vueltas de carrera, en lugar de las 15 que dictaminaba el reglamento.
Capi fue el autor de la "salida lanzada" de la prueba.
Sebas estuvo muy activo, como en él es habitual.
Arturico fue profeta en su tierra.
Willy que corrió esta prueba cedido al Caisse d'Epargne, tuvo el infortunio de sufrir un pinchazo.
Público selecto. Estos son de los que no piden ni gorras, ni bidones.
Diego completa el copo carajillil.