sábado, 2 de marzo de 2013

Vuelta al Reyno de Navarra

(Foto: AC Marriot)

Coinciden los más avezados “juntaletras”, correveidiles e, incluso, algunos licenciados en Ciencias de la Información que hacen las veces de periodistas especializados en el negocio del balón, en que lo peor que puede ocurrir en un partido del citado business es que el árbitro se convierta en el principal protagonista del evento. En este aspecto, el ciclismo tiene a gala ser un deporte donde la injerencia del colectivo arbitral no suele ser determinante en el resultado final de la competición. No obstante, quien más y quien menos que haya adherido en alguna ocasión un dorsal a sus lumbares para participar en una carrera ciclista, habrá experimentado la pericia de los susodichos a la hora de confeccionar las clasificaciones en determinadas zonas de nuestra geografía. Una vez consumida más de una década del siglo XXI, se antoja intolerable, dados los medios técnicos más elementales a manos del común de los mortales, las continuas desferras entre lo que dictaminan en las hojas de las clasificaciones y la realidad que depara el esfuerzo y entrega de los ciclistas en la línea de meta. Máxime si tenemos en cuenta que, en la categoría que nos ocupa, a la sazón máster o veteranos, a priori y en teoría (salvo “honrosas” excepciones) es el único estamento presente en una carrera que cobra por su actividad ciclista. En El Carajillo Alegre no estamos en contra de que nadie nos cobre por su trabajo, tan sólo exigimos que lo haga bien o, en su caso, rectifique convenientemente cuando se demuestre que ha errado.

En esta imagen que hemos tomado prestada al equipo AC Marriot, vemos a Carlicos en el momento de cruzar la línea de meta de Fitero. Según hemos podido saber, ha sido enviada a Iker Jiménez y va a ser motivo de un programa entero de Cuarto... Cuarto... Cuarto Milenio.

Sirva la anterior introducción para explicar el devenir de la presencia carajillil en la Vuelta a la Ribera del Reyno de Navarra que se disputó el pasado fin de semana. Por si las inclemencias meteorológicas no eran suficiente motivo para zaherir la voluntad de los carajillos presentes en la citada competición, no faltó la incompetencia arbitral para terminar con la ilusión de éstos y hacer desvanecer de un plumazo cualquier atisbo de motivación para seguir porfiando por una digna actuación en la última etapa. Cubriose de gloria el colectivo arbitral en la etapa cronometrada que abría la Vuelta en el circuito de Los Arcos y no anduvieron a la zaga en la llegada del segundo tramo que rendía viaje en Fitero. En el primer evento, el peor parado de la caterva carajillil fue Felis que vio menospreciado su esfuerzo con un tiempo que no le correspondía, aunque no falto algún graciosillo que, dada su pericia en la lucha contra las manecillas del reloj, le intentó convencer de que el crono real no habría distado mucho del inventado y, a la postre, adjudicado. En la sesión vespertina, Felis volvió a ver vilipendiado su sacrificio por los jueces al no clasificarlo correctamente en una llegada que, en los primeros puestos del pelotón, se hizo de uno en uno. Mas la afrenta más sangrante fue la sufrida por Carlicos que, yendo el mejor clasificado de los carajillos y de su equipo en la general, no fue clasificado por los insignes árbitros y, por ende, privado de optar a dicha clasificación. Dadas las circunstancias, huelga explicar los motivos por los que decidimos no tomar parte en la última etapa.

Dadas las perspectivas, entre dejar que los árbitros no chuleen una vez más y chulearnos nosotros un buen almuerzo, la decisión no dejaba lugar a ninguna duda. Dani hizo de anfitrión.

Fotos de la C.R.I. de José Manuel Carrillo (fotógrafo oficial de El Carajillo Alegre) en nuestro perfil de Facebook (pinchar en el enlace).