martes, 9 de agosto de 2011

Jorge Millas en la Aragón-Bearn


Cuando Jorge Millas “el Maño” decidió dar el salto a sub-23 con el equipo navarro Hostal Latorre, asumió la difícil empresa de debutar en una categoría muy dura con el añadido de hacerlo disputando un calendario, el vasco-navarro, muy exigente. Poco a poco, en la medida en que sus obligaciones académicas le permiten entrenar lo necesario para estar a la altura de los objetivos marcados, nuestro amigo va adaptándose a la categoría de plata del ciclismo y progresando en la medida de sus posibilidades. No cabe duda que la llamada de David Cañada para formar parte de la Selección Aragonesa en la recientemente finalizada Aragón-Bearn, ha sido una inyección de moral ante una aventura, una vez más, no exenta de dificultades. La confianza depositada por el seleccionador de Aragón élite/sub-23 supone un acicate de cara a afrontar con ganas e ilusión lo que queda de calendario que, en el caso de Jorge, pasa por Oyarzun, Muxika, Lemois y G.P. San Lorenzo como hitos más inmediatos.


Por lo que respecta a la actuación de Jorge en la Aragón-Bearn, cabe destacar los intentos por meterse en alguna fuga que le permitiese dejarse ver, mas dado el nivel de la participación presente en la prueba y dureza orográfica de la misma, el reto se antojaba harto difícil: “El segundo día, en Huesca, ya de salida hubo muchos ataques dirección a Ayerbe, donde me metí en varias fugas en los primeros quince kilómetros, pero que no cuajó ninguna y al final desistí. Unos kilómetros más tarde, se hizo la buena. En el puerto de Oroel se imprimió un fuerte ritmo (¡45-50 km/h en lo suave y 40 km/h lo duro. Eso era exagerao!) que hizo que se rompiera la carrera en ese punto. Por mi parte, a partir de ahí hicimos una grupeta de unos 20 o 25 corredores hasta el Portalet. Donde se rompió debido, en gran parte, a que a un francés se le cruzó el cable y lo subió todo ¡entero! con plato y 21 después de la soba que llevábamos”.


Su debut en una prueba por etapas élite no estuvo huérfano de múltiples anécdotas como, entre otras, constatar “las botellas de vino que se arreaban los argentinos y algún que otro aragonés del CAI, aunque no tengo fotos para atestiguarlo…” (risas). Pero lo más significativo fue la acumulación de cansancio, Pedro Delgado y Carlos De Andrés lo denominarían “fatiga”, debido a la sucesión de esfuerzos. Esto provocó que la tercera jornada con el puerto del Cotefablo (Cotecarlos para los kapelmurienses de la zona) casi de salida, se convirtiera en un calvario que diluyese cualquier ambición que no fuera la de llegar a meta y finalizar una vuelta durísima.


Jorge llegando a la meta de la segunda etapa situada en el Alto del Portalet.

Ultimos metros en la C.R.I. que inuguraba la prueba.

Calentando con los colores de El Carajillo Alegre.