jueves, 12 de mayo de 2011

La bici de Perico


Desconozco si el sufrido lector de El Carajillo Alegre, al mirar el calendario como cada jornada, habrá caído en la cuenta de la efeméride que nos ocupa. Tal día como hoy, hace veintiséis años, un doce de Mayo, Pedro Delgado ganaba la Vuelta España. La edición de 1985 fue la primera que se adjudicó el segoviano que, de esta manera, se convertía en el ciclista más popular del país. Era la época dorada del ciclismo. Cuando los corredores, ajenos a la posterior “robotización” que impusieron pinganillos y demás artefactos tecnológicos, cometían errores que desesperaban a los directores deportivos que se revolvían impotentes en el asiento de sus coches, viendo como la charla en la habitación del hotel, previa a la carrera, no había servido para nada. Era la época en la que los ciclistas se desmarcaban con alguna genialidad que pasaba a ser glosada en el libro de oro de este deporte, en sus páginas más épicas. La época del ciclismo imprevisible.




No les aburriré recordando pormenorizadamente aquella legendaria Vuelta a España de 1985. La de todo un país empujando a Pepe Recio y a Perico Delgado, camino de Segovia, mientras “el escocés del pendiente”, Robert Millar, impotente, veía como se le escapaba una carrera que tenía ganada. Ni les recordaré la clase que destilaban las piernas de un bisoño Peio Ruiz Cabestany, compañero de Perico en el MG-Orbea, o la figura emergente de “Pacho” Rodríguez como estandarte de una generación de afamados escaladores colombianos que convulsionarían el hasta entonces conservador ciclismo europeo. Por lo tanto, no me extenderé en detalles como que en esa edición, durante cuatro jornadas, al son de la banda sonora que entonaba Iván invitándonos a bailar, un tal Miguel Indurain se convertía en el líder más joven de la historia de la Vuelta. Tampoco ilustraré esta entrada con las típicas y manidas fotos de los protagonistas de la carrera. Si me lo permiten, les ofrezco una visión diferente rindiendo honores a la “otra” protagonista de la historia, con las explicaciones propias de la época. Algunos verán en ella un atávico artefacto, otros una venerable reliquia, los más otra chorrada de los que hacen este blog … juzguen ustedes.

















Publicidad de la época.