Imagínense que un ciclista de Teruel decide emigrar de su tierra natal y acaba corriendo, a miles de kilómetros de distancia de sus raíces, en un equipo patrocinado por una empresa de jamones. Figúrense que un holandés, en idénticas circunstancias, acaba haciendo propaganda de una marca de quesos o uno de Graus publicitando longaniza. Pues más o menos algo similar le ocurre al carajillo Sebas: ¿Qué mejor que un colombiano anunciando café?.
Tras un fin de semana conociendo los rigores del invierno vizcaíno y, de paso, a los integrantes de su nuevo equipo, el Café Baqué, Sebas vuelve del mini training camp de Bolibar con ropa y bici nuevas. Las sensaciones en esta primera toma de contacto con la estructura de Baqué han sido, a tenor de sus manifestaciones, muy positivas y le animan a afrontar esta temporada con renovadas ilusiones de cara a una campaña que se antoja decisiva para su futuro deportivo.