Su nombre era demasiado largo para las pancartas de los aficionados. Las carreteras del norte de Europa, escenario de las más grandes gestas del ciclismo de alta alcurnia, carecían de la anchura que su ilustre apellido requería. Por ello, en los altares del ciclismo, tres consonantes glosarán las gestas de aquel espigado belga, último en esa rara estirpe de ciclistas que han sido tocados por una barita mágica. En los que el verbo de la clase, se hizo carne. VDB nos ha dejado, como en su día nos dejó Pantani o el “Chaba” Jiménez. Como las grandes estrellas. A diferencia de éstas, nadie creerá que realmente no han muerto, ni afirmarán que les han visto comprando en un supermercado. Los astros rutilantes del firmamento ciclista también acaban sus días solos en la habitación de un hotel, rodeados de recortes de periódico. Sus cuerpos inertes sobre la moqueta, mientras los cabezales del video, hacen girar los últimos centímetros de una cinta que lleva a la pantalla del televisor aquella gesta de hace años. Su última gran victoria. La voz del comentarista, lejana, apenas audible, se enreda entre las cortinas de la habitación.
Por cierto, esta mañana, el telediario de Antena 3, luego de contar los problemas de un tal Ronaldo que dice que le duele el tobillo, merced a lo cual, la economía mundial se va resentir más, si cabe, ha dado la noticia que aquí reseñamos. Por supuesto, incidiendo especialmente en los escándalos de “dopaje, drogas y maltratos” del ínclito. Podrían haber aprovechado la incisión en el mundo de las bicicletas para haber dado cuenta, aunque fuera de una manera somera, del apasionante desenlace de la París-Tours un par de días antes, por ejemplo. Ya que hablan de ciclismo… Lo curioso de estas televisiones y sus noticias sobre ciclismo es que casi siempre, nos ofrecen imágenes de los ciclistas sin su bicicleta.
Frank Vandenbrouke en unas de sus últimas apariciones: el Criterium de Bavikhove. Ya había acabado su relación con el equipo Cinelli con quien comenzó esta temporada.
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